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Entrevista a Manuel Jiménez, nuevo Vicario Episcopal de Melilla

Publicado: 05/09/2006: 364

•   «Los vicarios jóvenes aportamos ímpetu, ilusión y ganas de renovar»

Manuel Jiménez es oficialmente desde el pasado 15 de agosto el nuevo Vicario Episcopal de Melilla, cargo en el que sustituye a Antonio Ramos, quien lo ha ostentado apenas dos años. Jiménez, quien hasta ahora venía desempeñando el puesto de arcipreste de Melilla, es un joven malagueño de 33 años que lleva tres años en la ciudad y que se ha integrado perfectamente en ella.

¿Se esperaba ser nombrado vicario o le ha pillado por sorpresa?

Yo sabía que había posibilidades por conversaciones con el obispo. Estuvo aquí de visita pastoral en febrero y al ser yo secretario de la misma, estuve los cinco días con él y, en una conversación formal que yo solicité, me comentó que había estado valorando la posibilidad de que para el curso que comenzamos ahora el vicario de la ciudad fuera yo. Le dije que estaba a su disposición y que intentaría hacer lo que me mandara de la mejor forma posible. Que no creía que fuera la persona más indicada, pero que dentro de la obediencia que tenemos que tener los sacerdotes al obispo, pues que aceptaría lo que me pidiera. Pero me dijo que consideraba oportuno que yo fuese el nuevo vicario de la ciudad y acepté con la alegría de ser la persona que va a ser el representante del obispo en Melilla. Con alegría porque yo ya me siento melillense y me supone un gran gozo ser la voz de Melilla en el Consejo Episcopal. Procuraré que la iglesia en Melilla vaya cada vez a más y los cristianos se sientan más unidos a la Diócesis, a su obispo y a los planes pastorales que se promueven y, en definitiva, que toda la gente de Melilla, cristianos o no, se sienta representada en la Península dentro del foro que es la iglesia católica.

Es, sin duda, el obispo más joven que ha habido en Melilla, y supongo que también de los que hay en España. ¿Cómo se afronta eso?

Probablemente. De la Diócesis actualmente soy el más joven y de Melilla, que yo recuerde, también. De toda España, seguramente también. Cuando yo le puse el impedimento de la edad al obispo, él me dijo que había sido vicario con 32 y ante ese argumento ya no pude decirle nada. La juventud es una característica que llama la atención, pero es verdad que actualmente, la mayoría de los vicarios de la Diócesis de Málaga y Melilla son gente joven. El de Ronda y la Serranía tendrá unos 36 años, el de Antequera, también esa edad. Se está tendiendo a que la gente joven tengamos responsabilidades mayores dentro de la Iglesia porque vamos con el tiempo que nos ha tocado vivir y podemos dar esa visión de juventud y de novedad que la Iglesia necesita, de forma que la Curia Diocesana está formada por vicarios que llevan mucho tiempo, con lo cual aportan experiencia y sabiduría y por vicarios más jóvenes que aportamos el ímpetu, la ilusión y las ganas de renovar ciertas cosas.

¿Qué modificaciones o cambios se ha planteado introducir en la Iglesia melillense?

Lo que pasa es que yo no actúo por mí, sino en representación del obispo y, a la hora de introducir algún tipo de modificación, primero tiene que ser el obispo el que dé el visto bueno. También hay otra cosa. Ningún cura actúa por su cuenta. Tenemos unos planes pastorales que se dan desde la Diócesis, unos criterios, podríamos decir, para trabajar todos en el mismo sentido de forma que cuando se cambie de cura no haya una revolución y no valga lo que ha hecho el otro, que haya una continuidad. Va a haber una continuidad en lo que hizo Antonio en el sentido de que hay unos planes pastorales diocesanos que hay que aplicar. De hecho, este año empieza un nuevo plan pastoral y la mayor ruptura va a ser ésa, que Antonio cerró un plan pastoral y yo voy a abrir el nuevo que va a durar tres años. Cambios, claro que va a haber, porque al cambiar la persona, cambia el carácter, las formas. La gente me conoce, sabe como soy y de alguna manera se insufla savia nueva a los proyectos que hay en Melilla. Pero yo actúo como vicario siempre apoyado en un grupo de sacerdotes, que son el presbiterio de Melilla, con los cuales yo me reúno, pido opinión, entre todos decidimos, programamos, actuamos y soy el encargado de presentar eso al obispo para que dé su visto bueno. Además, a la Vicaría va unido ser párroco del Sagrado Corazón y El Pueblo, con lo cual allí hay que empezar a hacer algunas cosas. Entonces, proyectos inmediatos, la aplicación del nuevo plan pastoral que hay que presentarlo ya, eso como vicario. Después, hay temas que llevan varios años de rémora y hay que sacarlos para adelante, como la iglesia del Pueblo y el convento de los capuchinos. A eso hay que darle vida y habrá que tratarlo con las autoridades de la ciudad con quienes, si Dios quiere, me reuniré la semana que viene.

Autor: elcabildo.org

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