Para los pescadoresJosé Manuel y Jonathan Bueno, padre e hijo, la Virgen del Carmen les acompaña cada día, tanto en su trabajo en la mar como en sus vidas personales. Están convencidos de que les ampara en cada vicisitud y que les escucha en todo aquello que le elevan en rogativa. Por eso, cada año se vuelcan con los
preparativos de su festividad y piden poder vivirla en todo su esplendor.

Es verano por la tarde y el calor aprieta. En el Puerto de Málaga los pescadores charlan entre ellos animadamente mientras preparan sus barcos para salir a faenar. José Manuel y Jonathan alistan las redes embarcados en el Nuevo Estrella, un pequeño barco de arte menor que básicamente se dedica al marisqueo. En el puente de mando se ve desde tierra un cuadro de la Virgen del Carmen. Son de la Cala del Moral, pero faenan en Málaga y su familia lleva tres generaciones viviendo de la mar. Padre e hijo cuentan que dos meses antes ya preparan todo lo necesario para que el día de la Virgen del Carmen «todo salga a pedir de boca. Soy muy devoto, y así se lo he inculcado a mi hijo», dice José Manuel, «para nosotros el 16 de julio es la fecha más señalada del año», añade.

A sus 50 años, lleva 20 echándose cada día a la mar «y cada jornada le pedimos a la Virgen que tengamos buena pesca», dice. Mirando al cielo piden con anhelo que el buen tiempo les acompañe en un día tan señalado como el 16 de julio. Es una rogativa que se hace más fuerte a medida que se va acercando la fecha. «Miramos al cielo y pedimos que el día de la procesión haga buen tiempo, porque si no hace bueno no se disfruta igual de Ella», apunta José Manuel mientras Jonathan asiente. Y es que en lo que de ellos depende todo está listo para esa jornada, «pintamos la barca que la transporta, se le arregla el trono, se preparan las flores y hasta estamos pendientes de poner focos para que cuando se haga de noche se la siga viendo igual de bien», explica José Manuel.

Y llega el día grande. José Manuel recuerda entonces algunas de las experiencias vividas. «Ha habido ocasiones en las que se me ha escapado alguna lagrimilla, no sólo porque a veces no hemos podido sacarla a la mar por el mal tiempo, si no también al portarla… Son momentos en los que los sentimientos están a flor de piel», relata emocionado y sin perder la sonrisa. Lleva años portando sobre sus hombros a la imagen de la Virgen del Carmen de la Cala del Moral en su festividad. Incluso la ha llevado en su barca, «y eso es un orgullo muy grande. Los momentos que más me gustan son cuando después de pasearla por el pueblo la llevamos a la orilla del mar. Allí nos metemos dentro con Ella hasta que nos llega el agua al cuello. Después la sacamos, la embarcamos y la llevamos hasta el tajo. Allí se encuentra con la imagen del Rincón de la Victoria, ¡qué momento tan especial!», detalla. «Yo la llevo en la sangre», asegura Jonathan, «y es que todo lo que le pido me lo cumple», matiza.

A sus 22 años asegura que vive los preliminares de este día festivo «un poquillo nervioso, porque es el día que aprovecho para pedirle algo especial». Su ampa ro está presente Padre e hijo no dudan al asegurar que la Virgen del Carmen «está siempre con nosotros la sentimos cada día, no sólo el 16 de julio. Le pedimos para que nos ayude en el día a día, a ganarnos nuestro pan y más ahora que las cosas están tan difíciles». Y si algo no olvidan son los momentos de apuro «como aquella vez que estábamos pescando en Fuengirola y nos pilló levante. Nos las vimos y nos las deseamos para llegar al muelle. En ese momento de incertidumbre te encomiendas a tu patrona…¡ y aquí estamos, vivos!», ríe José Manuel, satisfecho porque, como recalca, «Ella nos ampara». 

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