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La cuaresma nos invita a acercarnos al confesonario

Publicado: 02/03/2011: 4389

En la Catedral de Málaga, las parroquias y los templos de nuestra diócesis tiene lugar la celebración del sacramento del perdón. Una oportunidad única para vivir la experiencia de la conversión.

El cristiano medio tiene claro que el sacramento de la reconciliación es un puntal básico en su vida de fe. Sin embargo, son muchas las ocasiones en las que confesar es misión imposible. La dificultad para compatibilizar los horarios laborales con los de la parroquia y la falta de tiempo que, en ocasiones, tienen los sacerdotes para sentarse en el confesonario, pueden ser, en parte, la causa.

Con el Miércoles de Ceniza comienza entonces un tiempo de misericordia, un camino de conversión que nos llevará hasta la gran fiesta cristiana, la Pascua de Resurrección del Señor. Pero, para que esta conversión se realice en cada cristiano, es necesario, no sólo la imposición de las cenizas, signo externo de nuestra debilidad y de nuestro deseo de dejar de lado –de hacer cenizas– al "hombre viejo"; sino un sacramento en el que, efectivamente, la gracia del Espíritu Santo, dada por Cristo, descienda sobre nosotros y nos capacite para hacer efectivo ese cambio de vida que nos convierta en hombres y mujeres nuevos. Y es que solos no podemos. Por eso, el sacramento de la Reconciliación, además de un regalo, es una necesidad para el creyente. Y es triste que, a veces, sea tan difícil encontrar un sacerdote para confesar. 

Aunque es cierto que algunos parroquias tienen establecidos generosos horarios de confesión, los cristianos que viven en la capital tienen, además, la suerte de contar con el generoso servicio que prestan las comunidades de religiosos presentes en el centro. Destacan los carmelitas descalzos de la parroquia de Stella Maris; y los jesuitas de la iglesia del Sagrado Corazón. Gracias a ellos, los malagueños pueden encontrar un confesor, prácticamente a cualquier hora del día.

Hablamos con los superiores de estas dos comunidades, los padres José Manuel Fernández O.C.D. y Rafael Porras S.J., respectivamente, quienes dan fe del alto número de fieles que acuden a recibir este sacramento. Para el jesuita, «siempre que se sienta uno un buen rato,  está recibiendo personas. La media semanal, estimo que puede estar por encima de las 200 personas. La comunidad está muy entregada al servicio del sacramento de la reconciliación. Tenemos hecho un cuadrante, en el que cada uno tiene asignado un tiempo para hacerlo compatible con las otras actividades. En las horas que podríamos llamar puntas,  suele haber unos cuatro confesores. Normalmente, cada padre puede estar una media de dos horas diarias». Por su parte, el párroco de Stella Maris, señala que «diariamente, acuden 50 personas más o menos. Los domingos, tres veces más. En total son seis sacerdotes  de la comunidad los que realizan este servicio, que pasan una hora cada uno los días de diario y seis horas los domingos».

Para ambos religiosos, la Cuaresma es, efectivamente, el momento del año en el que se nota un aumento considerable del número de penitentes. El perfil es el de «la gente que viene a las iglesias del centro de la ciudad, con predominio de personas mayores, pero con presencia también de jóvenes», según el P. Porras. Para el P. José Manuel, "acuden de todas las edades, condiciones y de uno y otro sexo. Suelen ser, la mayoría, practicantes».

Con respecto a la periodicidad que recomiendan ellos a los fieles para acudir al confesonario, coinciden en apuntar que, aunque no existen normas fijas al respecto, una periodicidad de una vez al mes para confesarse es lo mínimo aconsejable fuera de los tiempos fuertes. «Aunque –añade el P. José Manuel– lo recomendable es una vez a la semana».

Hay que distinguir la confesión sacramental de la necesidad que tienen muchas personas de un diálogo más amplio con el sacerdote, buscando una dirección espiritual. Ante esta realidad, la comunidad de jesuitas del Sagrado Corazón acaba de poner en marcha una iniciativa nueva. Se llama: "Sala de acogida y consultas" y, según el superior, servirá «para profundizar la acción de los confesonarios. Los objetivos de esta sala son: ofrecer información, acompañamiento espiritual, consultas personales, ejercicios espirituales en la vida corriente y confesiones que requieran un diálogo más amplio. De este modo hemos querido retomar y ampliar el trabajo tradicional de esta iglesia, con algo que siempre fue muy apreciado por san Ignacio de Loyola, el acompañamiento personal y espiritual de los fieles».

En cuanto al concepto de pecado, el P. José Manuel señala que a los cristianos que creen que no tienen pecados, «yo les recuerdo que siempre cometemos pecados, aunque sean las cosas buenas que dejamos de hacer». En cuanto a los pecados más frecuentes, el carmelita es claro: «los de siempre, más internet».

Una información de Antonio Moreno para la revista "Diócesis"

Autor: diocesismalaga.es

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