En la Semana Santa, hasta los ambientes profanos se contagian de este hondo Misterio, que es el triunfo del Señor sobre la muerte, y las cofradías y hermandades lo acercan a los viandantes a través de sus cuidadas salidas penitenciales.

Pero hay otra Semana Santa, la que se celebra dentro de los templos, que complementa a las procesiones y las dota de pleno sentido. Las parroquias de toda la diócesis nos ofrecen la posibilidad de actualizar en nosotros, a través de los cultos, la Redención de Cristo.

También la Catedral, primer templo malagueño, celebrará los Santos Oficios de Jueves y Viernes Santo así como la Vigilia Pascual y el Solemne Pontifical del domingo de Resurrección. Todos estamos llamados a participar en estas celebraciones, especialmente en el Tríduo Pascual, para “proclamar desde las azoteas” lo que hemos escuchado al oído ante la cruz de Cristo.

Estamos a las puertas de la Semana Santa, un acontecimiento que ha sobrepasado las fronteras del hecho religioso para ser aprovechado como bandera turística y cultural por comerciantes y administraciones.

Sin embargo, los cristianos sabemos que este tiempo es más que una fiesta local; en él se actualiza el Misterio de nuestra Salvación. La Semana Santa se celebra en las distintas parroquias y, también, en la Catedral, templo mayor de la diócesis.

Monseñor Francisco García Mota, deán y canónigo, nos explica que los cultos conmienzan el Domingo de Ramos con la bendición de las palmas en la iglesia del Sagrario, a las 10,30 horas, seguida de la procesión hasta la Catedral, donde el Sr. Obispo presidirá el Solemne Pontifical.

El Martes Santo, a las 11 horas, los sacerdotes renovarán sus promesas en la Misa Crismal, en la que se bendicen los santos óleos: el crisma, que se utiliza para los sacramentos más importantes (confirmacion, ordenación sacerdotal, consagración episcopal y bautismo); el óleo de la unción de enfermos; y el óleo de los catecúmenos.

En esta ceremonia están invitados a participar también los seglares, para compartir con sus sacerdotes el compromiso por el Reino de Dios.

El Miércoles Santo, la Catedral acogerá el Cabildo del Perdón, una celebración a la que están convocados los canónigos y que, según nos cuenta el deán, se viene realizando tradicionalmente. En este encuentro los sacerdotes del cabildo se piden perdón unos a otros, ante D. Antonio, por las deficiencias que hayan podido cometer en su relación. La celebración, que comenzará a las 9,30 horas, concluirá con la Eucaristía.

El Triduo Pascual comienza el Jueves Santo, día en que se celebran dos actos: a las 11, 30 horas, la celebración comunitaria de la penitencia, para la cual numerosos confesores se distribuirán por la Catedral con el deseo de atender personalmente a quien lo quiera. A las 17 horas dará comienzo la Misa de la cena del Señor, donde se rememora la instauración de la Eucaristía y el Día del A m o r Fraterno, representado en el lavatorio de los pies. Tras la ceremonia, el Santísimo, presentado en las especies sacramentales del pan y el vino, es llevado en procesión hasta el trascoro, donde se instala el monumento para ser adorado por los fieles. El Viernes, día de la muerte del Señor, será el Sermón de las Siete Palabras (a las 12 h.) y los Santos Oficios sustituyen a la Eucaristía (a las 17 h.), con la lectura del Evangelio, la adoración de la Cruz y la oración por las necesidades del mundo y de la Iglesia.

El sábado, a las 23 horas, comienza la fiesta de la Resurreción del Señor con la Vigilia Pascual, en la que la luz de Cristo, el agua que renueva nuestras promesas bautismales y el canto del Gloria recuerdan a los congregados que la muerte ha sido vencida. El domingo, esta fiesta continúa en el Solemne Pontifical, a las 12 horas.