¿Dónde se hunden sus raíces como adorador?

Desde 1974 soy adorador nocturno, hace más de 40 años. Entonces se formó un grupo joven en la parroquia, al que entré y ahí sigo, en ANE, porque merece la pena.

¿Qué significa para usted tomar las riendas de esta institución diocesana después de un presidente con tanto carisma como fue Jesús Sojo?

Para mí es saltar al vacío, es decirle al Señor: “si tú lo quieres, tú sabrás, pero como tú eres todopoderoso, utilizarás todo tu poder para que este siervo inútil lo haga bien”. Me he encontrado con un grupo de gente tan bueno que estoy seguro de que todo va a salir estupendamente bien. El estilo de Jesús Sojo era maravilloso, el mío será bastante diferente y espero que el Señor sepa enderezar los renglones que yo no haga muy derechos. 

¿Cómo entra Gregorio Chamorro en una vigilia de adoración?

Pues ahora estoy jubilado y voy más tranquilo pero algunas veces llega uno a la vigilia desde la locura de todo el día, con sueño y cansancio… y, desde ese “mare magnum” que es nuestra vida, entras en la paz de unas vísperas que, aunque pueden resultar aparentemente monótonas, al ser a dos coros, te hacen sentir que somos comunidad y te pone en presencia del Señor, y ya él se encarga de llenarte la noche. Al final, cuando acabamos la vigilia de adoración siempre decimos: “qué noche tan bonita hemos tenido, qué alegría. Nos vamos llenos de gozo”.