NoticiaSínodo Las preguntas de la fase diocesana sinodal Publicado: 14/10/2021: 40111 Uno de los documentos que guia la consulta de la fase sinodal diocesana es el Vademecum. Este documento comprende una serie indicaciones y preguntas que ofrecen pautas de reflexión para el Sínodo sobre la sinodalidad en su fase local. Al objeto de facilitar y agilizar el cuestionario, se ofrecen a continuación varios modelos de respuestas a la pregunta fundamental del Sínodo. El Vademecum del Sínodo de los obispos recoge la pregunta esencial del Sínodo. Y una serie de cuestiones más extensas que ofrecemos a continuación que se pueden encontrar en el capítulo 5. Concretamente en el punto 5.3. del documento sinodal. Así mismo, antes de responder al formulario sobre el Sínodo recomendamos leer La sinodalidad en la vida y en la misión de la Iglesia y la tercera prioridad pastoral diocesana: un camino sinodal (pag. 43-55) MODELO 1. LA PREGUNTA FUNDAMENTAL DEL SÍNODO Este Sínodo plantea la siguiente pregunta fundamental: En una Iglesia sinodal, que anuncia el Evangelio, todos caminan juntos. ¿Cómo se realiza hoy este caminar juntos en la propia Iglesia particular? ¿Qué pasos nos invita a dar el Espíritu para crecer en nuestro caminar juntos? (PD, 26) Al responder a esta pregunta, se nos invita a: Recordar nuestras experiencias: ¿Qué experiencias de nuestra Iglesia local nos recuerda esta pregunta? Volver a leer estas experiencias con mayor profundidad: ¿ Qué alegrías han aportado? ¿Cuáles son las dificultades y los obstáculos encontrados? ¿ Qué heridas han revelado? ¿Cuáles son los conocimientos que han suscitado? Recoger los frutos para compartirlos: ¿En qué parte de estas experiencias resuena la voz del Espíritu Santo? ¿Qué nos pide el Espíritu? ¿Cuáles son los puntos a confirmar, las perspectivas de cambio, los pasos a dar? ¿Dónde registramos un consenso? ¿Cuáles son los caminos que se abren para nuestra Iglesia local? Para ayudar a las personas a profundizar en esta pregunta fundamental, los siguientes temas destacan algunos aspectos significativos de la “sinodalidad vivida” (DP, 30). Al responder a estas preguntas, es útil recordar que el “caminar juntos” se realiza de dos maneras profundamente interconectadas. En primer lugar, caminamos juntos como Pueblo de Dios. En segundo lugar, caminamos juntos como Pueblo de Dios pero con toda la familia humana. Estas dos perspectivas se enriquecen mutuamente y son útiles para nuestro discernimiento común hacia una comunión más profunda y una misión más fructífera. MODELO 2. DIEZ BLOQUES DE PREGUNTAS Las preguntas que acompañan a cada uno de los diez temas siguientes pueden servir de punto de partida o de guía útil. La conversación y el diálogo no tienen por qué limitarse a las siguientes preguntas: 1. COMPAÑEROS DE VIAJE En la Iglesia y en la sociedad estamos codo con codo en el mismo camino. En nuestra Iglesia local, ¿quiénes son los que “caminan juntos”? ¿Quiénes son los que parecen más alejados? ¿Cómo estamos llamados a crecer como compañeros? ¿ Qué grupos o personas quedan al margen? 2. ESCUCHA Escuchar es el primer paso, pero requiere una mente y un corazón abiertos, sin prejuicios. ¿Cómo nos habla Dios a través de voces que a veces ignoramos? ¿Cómo se escucha a los laicos, especialmente a las mujeres y a los jóvenes? ¿Qué facilita o inhibe nuestra escucha? ¿En qué medida escuchamos a los que están en las periferias? ¿Cómo se integra la contribución de los consagrados y consagradas? ¿Cuáles son algunas de las limitaciones de nuestra capacidad de escucha, especialmente hacia aquellos que tienen puntos de vista diferentes a los nuestros? ¿Qué espacio damos a la voz de las minorías, especialmente de las personas que sufren pobreza, marginación o exclusión social? 3. HABLAR CLARO Todos están invitados a hablar con valentía y parresía, es decir, con libertad, verdad y caridad. ¿Qué es lo que permite o impide hablar con valentía, franqueza y responsabilidad en nuestra Iglesia local y en la sociedad? ¿Cuándo y cómo conseguimos decir lo que es importante para nosotros? ¿Cómo funciona la relación con los medios de comunicación locales (no sólo los católicos)? ¿Quién habla en nombre de la comunidad cristiana y cómo se lo elige? 4. CELEBRACIÓN “Caminar juntos” sólo es posible si se basa en la escucha comunitaria de la Palabra y la celebración de la Eucaristía. ¿De qué manera la oración y las celebraciones litúrgicas inspiran y guían realmente nuestra vida común y misión en nuestra comunidad? ¿De qué manera inspiran las decisiones más importantes? ¿Cómo se promueve la participación activa de todos los fieles en la liturgia? ¿Qué espacio se da a la participación en los ministerios de lector y acólito? 5. COMPARTIR LA RESPONSABILIDAD DE NUESTRA MISIÓN COMÚN La sinodalidad está al servicio de la misión de la Iglesia, a la cual todos los miembros están llamados a participar. Puesto que todos somos discípulos misioneros, ¿cómo está llamado cada bautizado a participar en la misión de la Iglesia? ¿Qué impide a los bautizados poder ser activos en la misión? ¿Qué áreas de la misión estamos descuidando? ¿Cómo apoya la comunidad a sus miembros que sirven a la sociedad de distintas maneras (compromiso social y político, investigación científica, educación, promoción de la justicia social, protección de los derechos humanos, cuidado del medio ambiente, etc.)? ¿De qué manera la Iglesia ayuda a estos miembros a vivir su servicio a la sociedad de forma misionera? ¿Cómo se realiza el discernimiento sobre las opciones misioneras y quién lo hace? 6. EL DIÁLOGO EN LA IGLESIA Y LA SOCIEDAD El diálogo requiere perseverancia y paciencia, pero también permite la comprensión recíproca. ¿En qué medida los distintos pueblos que forman nuestra comunidad se reúnen para dialogar? ¿Cuáles son los lugares y las herramientas de diálogo dentro de nuestra Iglesia local? ¿Cómo promovemos la colaboración con las diócesis vecinas, las comunidades religiosas de la zona, las asociaciones y los movimientos laicales, etc.? ¿Cómo se abordan las divergencias de puntos de vista, los conflictos y las dificultades? ¿A qué problemáticas específicas de la Iglesia y de la sociedad debemos prestar más atención? ¿Qué experiencias de diálogo y colaboración tenemos con creyentes de otras religiones y con los que no tienen pertenencia religiosa? ¿Cómo dialoga y aprende la Iglesia con otros sectores de la sociedad: con la política, la economía, la cultura, la sociedad civil y las personas que viven en la pobreza? 7. ECUMENISMO El diálogo entre cristianos de diferentes confesiones, unidos por un mismo bautismo, ocupa un lugar especial en el camino sinodal. ¿Qué relaciones mantiene nuestra comunidad eclesial con miembros de otras tradiciones y confesiones cristianas? ¿Qué compartimos y cómo caminamos juntos? ¿Qué frutos ha generado el caminar juntos? ¿Cuáles son las dificultades? ¿Cómo podemos dar el siguiente paso para caminar juntos? 8. AUTORIDAD Y PARTICIPACIÓN Una Iglesia sinodal es una Iglesia participativa y corresponsable. ¿Cómo puede identificar nuestra comunidad eclesial los objetivos a perseguir, el modo de alcanzarlos y los pasos a dar? ¿Cómo se ejerce la autoridad o el gobierno dentro de nuestra Iglesia local? ¿Cómo se ponen en práctica el trabajo en equipo y la corresponsabilidad? ¿Cómo se realizan las evaluaciones y quién las realiza? ¿Cómo se promueven los ministerios laicales y la responsabilidad de los laicos? ¿Hemos tenido experiencias fructíferas de sinodalidad a nivel local? ¿Cómo funcionan los órganos sinodales a nivel de la Iglesia local (Consejos Pastorales en las parroquias y diócesis, Consejo Presbiteral, etc.)? ¿Cómo podemos favorecer un enfoque más sinodal en nuestra participación y liderazgo? 9. DISCERNIR Y DECIDIR En un estilo sinodal tomamos decisiones a través del discernimiento de aquello que el Espíritu Santo dice a través de toda nuestra comunidad. ¿Qué métodos y procedimientos utilizamos en la toma de decisiones? ¿Cómo se pueden mejorar? ¿Cómo promovemos la participación en el proceso decisorio dentro de las estructuras jerárquicas? ¿Nuestros métodos de toma de decisiones nos ayudan a escuchar a todo el Pueblo de Dios? ¿Cuál es la relación entre la consulta y el proceso decisorio, y cómo los ponemos en práctica? ¿Qué herramientas y procedimientos utilizamos para promover la transparencia y la responsabilidad? ¿Cómo podemos crecer en el discernimiento espiritual comunitario? 10. FORMARNOS EN LA SINODALIDAD La sinodalidad implica receptividad al cambio, formación y aprendizaje continuo. ¿Cómo forma nuestra comunidad eclesial a las personas para que sepan cada vez más caminar juntos, escucharse unos a otros, participar en la misión y dialogar? ¿Qué formación se ofrece para promover el discernimiento y el ejercicio de la autoridad de forma sinodal? MODELO 3. CUESTIONARIO SIMPLIFICADO Junto a la pregunta esencial del Sínodo y las preguntas del Vademecum se ofrece una síntesis susceptible de ser enriquecida por las cuestiones previas, de las 10 sesiones de la fase diocesana sinodal. Este Sínodo plantea la siguiente pregunta fundamental: En una Iglesia sinodal, que anuncia el Evangelio, todos caminan juntos. ¿Cómo se realiza hoy este “caminar juntos” en la diócesis de Málaga? ¿Qué pasos invita a dar el Espíritu Santo para crecer en nuestro “caminar juntos”? (PD, 26) 1. La comunidad En nuestra diócesis ¿por quiénes nos sentimos acompañados y llamados a compartir la vida? 2. La celebración En la Iglesia de Málaga ¿cómo vivimos nuestra pertenencia, participación y celebración de la fe? 3. La comunión ¿Cómo afrontamos y enfrentamos nuestra vida de bautizados en comunidad y sociedad? 4. La unidad En la Iglesia de Málaga ¿qué relaciones mantenemos con nuestros hermanos en la fe y cómo vertebramos la responsabilidad y comunión? 5. La sinodalidad ¿Cómo forma nuestra comunidad diocesana a las personas para que sepamos caminar juntos, escucharnos unos a otros, participar en la misión y dialogar? LA METODOLOGÍA DEL CUESTIONARIO Se sugiere responder al cuestionario de tres maneras diferentes, atendiendo a la realidad de cada comunidad y/o entidad 1. Responder solamente a la pregunta esencial del Sínodo que comprende dos cuestiones. Es decir, al modelo 1. 2. Responder a todas las preguntas recogidas en los diez núcleos que recoge el Vademecum. y/o solo algunas. Es el modelo 2. En su defecto elegir de los diez núcleos aquellos que se consideren oportunos y responder a todas y/o algunas de las preguntas. 3. Responder al cuestionario simplificado, modelo 3. Es importante, al objeto de facilitar la recogida de información, explicitar qué modelo se ha escogido y en el caso de elegir el modelo 2 especificar el/los epígrafes.