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Visita Pastoral a la Parroquia de Santo Cristo (Alfarnate)

Visita Pastoral del Obispo de Málaga, D. Jesús Catalá, a la parroquia de Alfarnate
Publicado: 08/07/2021: 7163

Homilía pronunciada por el Obispo de Málaga, D. Jesús Catalá, en la Misa con motivo de la Visita Pastoral a Alfarnate celebrada en la parroquia de Santo Cristo el 8 de julio de 2021.

VISITA PASTORAL

A LA PARROQUIA DE SANTO CRISTO

(Alfarnate, 8 julio 2021)

Lecturas: Gn 44, 18-21.23b-29; 45, 1-5; Sal 104, 16-21; Mt 10, 7-15.

1.- Hemos escuchado en la primera lectura del libro del Génesis. Dios saca siempre el bien de cualquier situación, aunque nos resulte desagradable. En la historia José, sus hermanos lo vendieron a unos mercaderes y fue esclavo a Egipto (cf. Sal 104, 17). Allí estuvo prisionero.

Pasaron los años y hubo una gran hambruna (cf. Sal 104, 16) en toda la zona y el faraón lo puso al frente de sus bienes porque era un avispado gerente. En los años de bonanza hicieron unos graneros y guardaron la cosecha para cuando vinieran los años de penuria y de hambruna.

Los hermanos de José lo habían vendido como esclavo y pensaban que había muerto. Pero el Señor convierte este acto delictivo en una oportunidad, tanto para José como para su familia (cf. Gn 45, 5). Gracias al hermano mayor no lo mataron, pero lo vendieron como esclavo.

Debió ser impresionante para José ver a sus hermanos en Egipto (cf. Gn 45, 4); y sus hermanos quedaron asombrados al ver a su hermano como jefe en Egipto de toda la distribución de los bienes.

2.- El Señor permite nuestra historia para que saquemos buen provecho, incluso de las cosas que nos son buenas o no nos gustan.

Dios se sirvió de ese hecho para hacer vivir a sus hermanos y a su familia gracias a la acción de José en Egipto. Recogió a su familia y la llevó a Egipto para vivir allí. 

A nosotros nos puede ocurrir cualquier acontecimiento que no nos gusta, como enfermedades, situaciones difíciles, tensiones, –como las que estamos viviendo en la parroquia–. El Señor puede sacar algo bueno de todo lo que nos sucede. Hemos de estar a la escucha de la Palabra del Señor, a la escucha de su voz; y cada circunstancia de nuestra vida puede ser algo que sea positivo para nosotros. ¿Estamos de acuerdo en eso?

El Señor quiere hacer siempre cosas buenas, a pesar de nuestro pecado. Pensemos qué cosas buenas ha hecho Dios en nuestras vidas, a pesar de nuestras limitaciones y defectos.

3.- Cuando os sucedan cosas difíciles, pruebas y dificultades pensad que eso no es lo definitivo, que Dios a través de eso algo os tiene preparado bueno.

Por eso podemos cantar con el Salmo recordando las maravillas del Señor. El Señor hace maravillas en nosotros. Demos gracias a Dios por todo lo que nos sucede. Incluso una enfermedad o un acontecimiento desagradable puede traernos algo bueno.

Incluso la Covid-19 que es un acontecimiento malo y negativo puede habernos ayudado a purificar nuestra fe, a ser mejores creyentes, a pensar más en los más necesitados, a hacernos con un corazón más blando, más amoroso.

Todo, absolutamente todo en la vida puede servir para bien, si nosotros lo vemos desde la luz y desde el amor de Dios.

4.- El Evangelio nos invita a proclamar el Reino de Dios: «Id y proclamad que ha llegado el reino de los cielos» (Mt 10, 7). El reino de los cielos está ya presente aquí en este mundo. Cristo curaba, sanaba, resucitaba muertos. Cuando decimos la otra vida no es porque está solo después de la muerte temporal, la vida eterna según san Juan y el mensaje del Evangelio está ya aquí en este mundo, aunque solo de manera incoada, en prenda.

Cuando hemos sido bautizados se nos ha regalado una semilla de inmortalidad. El Señor nos hace inmortales. Y, aunque pasemos por la muerte temporal eso no es el final. El final está más allá. La vida eterna que viviremos después de la muerte temporal está ya anticipada aquí. ¿Cómo? A través de los sacramentos. La participación de la eucaristía, escuchar de la Palabra de Dios y participar del Pan eucarístico forman parte de la vida eterna y nos hacen un poco más eternos.

Esta celebración es un momento de eternidad, porque el amor de Dios se prolongará después de nuestra muerte temporal, más allá de la vida. Cada eucaristía es un gozo de eternidad. El Señor nos dice que el reino de los cielos ya está dentro de nosotros, porque nos ha perdonado, nos ha hecho hijos de Dios, nos ha regalado el don del Espíritu, nos da la gracia divina.

5.- El reino de Dios ya lo tenemos dentro, no lo desperdiciemos, no lo tiremos por la borda, no lo echemos para que se pisotee. Es un regalo que el Señor nos ha hecho ya; gocémoslo, vivámoslo, no nos entretengamos en pequeñeces y en tonterías. Hay cosas muy importantes que el Señor nos regala y quiere que vivamos.

Pasemos por encima de muchas cosas que hay olvidar y saber tolerar; que hay que disculpar y seguir caminando; que hay que perdonar; porque de lo contrario no encontraremos realmente la felicidad que el Señor ya nos ofrece en este mundo. No nos enzarcemos en tonterías. Lo más importante es participar de la gracia de Dios, de la misericordia suya, del banquete pascual de la eucaristía.

6.- El Señor nos impone una tarea: «Curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, arrojad demonios» (Mt 10, 8). ¿Estáis dispuestos a hacer eso vosotros? ¿Estáis dispuestos a curar enfermos? ¿Sois capaces de curar enfermos y de resucitar muertos? ¿Sois capaces de limpiar leprosos? Jesús lo hizo.

Curar a un enfermo de una enfermedad física no está en nuestra mano. Podemos rezar para que se cure y en ese caso también curamos enfermos. Pero hay muchas enfermedades del espíritu. Antes hablaba alguien de odio, de egoísmo, de falta de diálogo. Eso es una enfermedad en la que estamos cayendo y que se pude curar. Podemos curar esta enfermedad.

7.- En nuestra sociedad hay gente muerta por el pecado, porque no ve, porque está en tinieblas, porque no vive el amor de Dios, porque nadie le ha hablado del amor de Dios, porque nadie le ha anunciado que el reino de los cielos ya está aquí. Hay que transmitirle esa fe, hay que proclamar y evangelizar a nuestro mundo ciego. Este mundo está ciego y pone unas normas y unas modas que nos apartan de Dios, nos apartan del amor, nos apartan de la vida, nos apartan del respeto, nos apartan de la auténtica libertad.

Los cristianos estamos llamados a poner la luz de Jesucristo. Y poniendo luz resucitamos a muertos espiritualmente. Cuando alguien se convierte a Dios vuelve a la vida, es como resucitarlo.

Entonces, ¿podéis resucitar a muertos y curar a enfermos? Ahora está más claro, ¿verdad? Con la oración, con el testimonio y la fuerza del Espíritu podemos hacer estas buenas obras que el Señor espera de nosotros.

8.- El Señor nos pide que limpiemos leprosos. Nuestra sociedad está llena de lepra. La lepra es un crecimiento no controlado de las células; es un crecimiento deforme. Nuestra sociedad vive de manera deforme. No vive la figura la Cristo, no vive la imagen de Cristo. Vive otras imágenes y otras figuras.

Una sociedad que tiene unas leyes que van contra la vida humana está enferma; una sociedad que permite que mueran de hambre millones de personas está enferma; una sociedad que no ofrece a los países pobres la vacuna contra la Covid-19 está enferma. El médico que descubrió la vacuna contra la “poliomielitis”, llamado Albert Bruce Sabin, decidió no patentarla para que todos los niños del mundo pudieran recibirla. El papa Francisco pidió hace ya más de un año que la vacuna contra la Covid-19 fuera gratuita para todo el mundo.

 

9.- Podemos ayudar a mucha gente a que retome la figura de ser hijo de Dios y que no sea un monstruo que vive de la manipulación, de la mentira o del abuso del otro. Eso es una lepra de nuestro mundo, eso es una monstruosidad.

El Señor nos anima, por tanto, a vivir en ese sentido y a ser testigos de esta verdad de Cristo.

Os animo a que las generaciones aquí presentes, a los chavales y a los más pequeños les ayudéis a vivir en una relación personal con Jesús; no se trata solo de saber el catecismo o a saber cosas, o hacer una catequesis de época escolar.

Queridos niños, también en verano hay que celebrar la eucaristía. Igual que jugáis, que coméis, que dormís, también hay que vivir la eucaristía. Lo vais a hacer, ¿verdad? También en verano vais a venir a misa, vais a confesaros, vais a comulgar, porque la amistad con Jesús no se para, no se puede cortar unos meses. Hemos de continuar queriéndole, amándole, hablándole, escuchándole, para que no nos quedemos solo con los tiempos escolares.

No es tan difícil que una comunidad cristiana ayude a las generaciones jóvenes a vivir el ciclo litúrgico, todo el año, los 365 días. En vacaciones no podemos dejar la misa. Precisamente en vacaciones tenemos más oportunidades para preparar mejor la misa. ¿Estáis de acuerdo conmigo? (Responden los fieles: Sí).

10.- La Visita pastoral es un momento de gracia, un alto en el camino para reflexionar y para revisar cómo vivimos la fe y cómo somos testigos de la misma en nuestra sociedad. Debemos ser luz del mundo y sal de la tierra.

Deseo agradecer la labor pastoral del párroco, D. João Ferreira. Se ha dedicado a su misión, a pesar de las dificultades de la pandemia; y ha entregado su ilusión, su vida y su tiempo a cuidar la comunidad parroquial. ¡Muchas gracias, querido D. João!

Los problemas y las tensiones que han aparecido en la parroquia pueden resolverse, con la buena voluntad de todos. Os pido que cada uno ponga de su parte lo mejor para superar la difícil situación que se ha creado. Todos somos responsables de la marcha de la comunidad; no se puede echar la culpa a una persona o a varias. Todos somos responsables.

11.- Vamos a pedir al Señor y a la Virgen de Monsalud, nuestra Patrona, que nos ayuden a ser luz del mundo y testigos de la fe. Esta tarde hemos ido a visitar la ermita de la Virgen y le hemos pedido de modo especial por la comunidad cristiana de Alfarnate.

Que Ella nos acompañe, nos proteja e interceda por nosotros, para que seamos una verdadera comunidad de hermanos, no de enemigos; y que sepamos perdonar las limitaciones de los demás, como los demás perdonan las nuestras. La solución a nuestras desavenencias la tiene el Señor que nos ofrece el perdón; nosotros tenemos que acoger el perdón y perdonar. Por tanto, sí que hay solución, si queremos.

Se lo vamos a pedir a la Virgen con mucha fuerza, con mucho cariño, para que Ella desde el cielo nos ayude vivir de esta manera. Que así sea.

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