NoticiaCine Un corto defiende "justicia, no caridad" para los sordociegos Publicado: 28/08/2020: 15444 “Cuando no esté Lola” es el título de un cortometraje presentado al Festival de Málaga y que narra la vida de un malagueño, José María Pendón, de 39 años con sordoceguera desde los 11 años. Su madre, Lola, es su único contacto con el entorno, que le permite tener una vida independiente, pero ¿qué pasará cuándo no esté Lola? El cortometraje podrá verse por el gran público en la edición online del Festival de Cine de Madrid, del 6 al 18 de octubre, donde ha sido seleccionado para participar. Cristina Orosa es, junto a Beatríz Romero, su directora. Esta periodista empezó su carrera en Cadena SER Málaga y ha estudiado en Italia y trabajado en México, y aquí en España en Canal Sur Televisión y TVE. Guionista en la productora de la Agencia de Comunicación McCann y miembro de la productora Proamagna. Este es su primer cortometraje documental, un modo de llevar al lenguaje audiovisual la historia de una madre, su fuerza y amor por su hijo con sordoceguera, una discapacidad olvidada en España. Cuando no esté Lola es un cortometraje que denuncia una situación a la que sí que somos ciegos y sordos todos… ¿cómo llegó a ti? Me encanta cómo lo has preguntado. Es cierto que justo ayer un compañero me decía eso, que quizás la reflexión la tendríamos que hacer al revés, ¿seremos los demás sordociegos, que no nos damos cuenta de lo que está pasando? De algún modo, no estamos ni viendo lo que ocurre en la vida de una persona sordociega ni escuchando lo que le está pasando. La realidad es que quizás es muy acertado eso. A mí llegó a través de una amiga que era voluntaria en Cruz Roja. Había hecho yo un curso de lengua de signos y conocí esta realidad que me sorprendió tanto. Andaba en búsqueda de una persona sordociega en Málaga que me contara cómo era su vida y cómo se enfrenta a ella cada día con la sordoceguera. Hace ya siete años hablé con Lola, que no quería hacer entrevistas ni nada, pero solo de hablar con ella pensé: "esta mujer es increíble". Es de Algarrobo, y es asombroso que, sin tener estudios, sabe más de la vida que muchos de nosotros que hemos estudiado. Es esa sabiduría de la vida que es un gustazo conocer. Ha sido muy generosa queriendo transmitir esta historia, su vida, con el objetivo de sensibilizar y hacer visible una realidad que sigue siendo desconocida para muchos. Esperemos y confiemos en que se vaya abriendo camino. ¿Quién es José María? Háblanos de él... José María tiene 40 años, es sordociego, vive en el barrio de la Trinidad y es una persona súper inteligente y con muchas ganas de aprender, que se siente atrapado, aislado en una sociedad que tiene una estructura muy injusta con las personas sordociegas. Él no ve ni oye absolutamente nada, pero su madre ha superado muchas barreras para hacerlo a él lo más independiente posible. En su casa se mueve perfectamente, aunque con limitaciones: no puede cocinar con fuego, ni ir solo a la calle, ni ir al cine. En su vida es fundamental la figura del mediador. A pesar de todos sus talentos, está aislada. Esta palabra, que nos resulta a todos muy familiar desde el confinamiento, él la lleva viviendo desde hace muchísimos años. ¿Y Lola? Debe de ser difícil para una madre… Lola es una mujer increíble. Tiene 76 años, con una fortaleza impresionante para lograr la independencia de su hijo. Ha recorrido España entera para encontrar opciones para él y se ha dado cuenta de que hay muy poco camino hecho, ni siquiera existe un censo oficial de personas con esta situación en el país. ¿Cómo no vamos a saber cuántas personas sordociegas hay en España? Pues no lo hay. El gobierno todavía no ha contabilizado ese número. Esto hace que sea muy complicado destinar dinero a este colectivo, y bajo esa excusa no se hace nada. Eso hace que llegue un punto en el que esta madre, tras golpearse con un montón de muros, se canse y acabe frustrada, a pesar de su fuerza, que es descomunal. Su hijo fue el primer sordociego que estudió en la Laboral, y aunque ha derribado muchas barreras como esa, la realidad es que José María tiene 40 años y está todo el día en su casa, solo con el contacto de su madre, algo que no deberíamos permitir por justicia. ¿Qué ayudas encuentran estas personas en su camino? Porque la Iglesia trata de estar cerca de ellos mediante la pastoral de Sordos y Ciegos… ¿hay más manos tendidas en su camino? Casi ninguna. Es verdad que existen varias asociaciones dedicada a ello, entre ellas Apacide, compuesta por familiares de personas sordociegas, que defienden sus derechos y fomentan la figura del mediador para facilitarles la comunicación con su entorno (viajar, acudir al médico, al banco, hacer trámites de todo tipo). Esta asociación, la única que está dando respuesta real a estas personas, depende de la ayuda de los familiares y la situación es complicada para subsistir, sin ayuda del gobierno. ¿Cómo ha sido acogido el Corto en el Festival? Ha sido impresionante. El estreno fue el sábado 22 y para José María ha sido un acontecimiento. Imagina: de estar todo el día en casa con su madre a estar en el estreno de su propio cortometraje, con personas de su entorno y mucha gente alrededor de él, interesándose. No paró de comunicarse con todos. Se salía de sí mismo de felicidad. Fue una satisfacción enorme. Compartíamos programación con otros siete cortos, y estuvo el alcalde, que queríamos que conociera a estos dos vecinos de la Trinidad que lo están pasando tan mal y de quienes los malagueños no somos conscientes. Cuando lo presenté, eso fue lo que dije: que el Festival de Málaga nos había parecido desde el inicio el mejor altavoz para contar su historia. Se me siguen erizando la piel al contártelo. Haber llegado hasta aquí es para nosotros una satisfacción enorme. ¿Qué esperáis conseguir con él? Nuestro mayor objetivo es que esto se difunda lo máximo posible para sensibilizar a la gente y que la mayor parte de la sociedad sea consciente de la situación que viven las personas sordociegas, que las instituciones se hagan cargo de sus necesidades y sus vidas cambien, no por caridad, sino por justicia.