NoticiaEntrevistas Luis Ventura y Ester Tello: «Los pueblos indígenas son buena noticia para el mundo» Luis Ventura y Ester Tello, familia misionera Publicado: 31/07/2017: 19421 Luis Ventura y Ester Tello son un matrimonio malagueño que hace unos días aterrizó, por tercera vez, en Roraima (Brasil). Esta familia misionera tiene cuatro hijos (Marcos Mayú, Clara Anai, Xavier Iren e Iara), son seglares Misioneros de la Consolata y van a compartir de nuevo su vida con las familias indígenas, tras dos años y medio en Málaga. Es la tercera vez que viajáis a Brasil... Hemos estado en dos periodos anteriores: el primero de seis años y el segundo de tres. Entre ambos, vivimos otros tres años en España. Y ahora nos vamos de nuevo, tras dos años y medio en España. Volvemos al mismo lugar, a la Amazonía brasileña. ¿Qué os mueve a ir de nuevo? Por un lado, la relación que ya hemos creado con la Iglesia local de Roraima y de la Amazonía brasileña. El año pasado nos hicieron la propuesta. El CIMI (Conselho Indigenista Missionário) es el organismo que coordina a todos los equipos misioneros que trabajan en la Iglesia brasileña con los pueblos indígenas. Desde esta entidad nos propusieron que echáramos una mano y nos vamos para responder a esta llamada, e intentar seguir contribuyendo con esta misión pastoral y caminando, mientras el Señor nos dé las fuerzas. ¿Cuál es vuestra labor? Nos hemos implicado en gran variedad de tareas de educación, salud, apoyo a las organizaciones indígenas del estado de Roraima, siempre junto a la Iglesia local. Ahora lo que se nos pide es seguir ese trabajo, pero desde la coordinación con el CIMI, al que acuden unos 20 equipos misioneros que comparten su vida con la población indígena. Nuestra misión será la de acompañar a los equipos misioneros, apoyar la formación y acompañar a las comunidades y organizaciones indígenas, sobre todo en la defensa de los derechos de los pueblos indígenas. Es una opción muy clara de la Iglesia brasileña en los últimos 40 años: apoyar, promover y fortalecer a las organizaciones indígenas para que puedan garantizar sus derechos, entre ellos el de la tierra, desde donde articulan su vida. Estos pueblos son buena noticia para todo el mundo y esa es nuestra misión. Una llamada del Señor, ¿cómo lo supisteis? Éramos todavía adolescentes cuando comenzamos a participar en los grupos de los Misioneros de la Consolata. Nuestra comunidad nos envió a esta misión como seglares. Desde ahí la hemos entendido. Salimos por primera vez en 2002, recién casados, para un proyecto que duraría 3 años, pero se convirtió en algo mucho más grande. Para nosotros, es una llamada a salir al encuentro del otro, a dialogar con el otro, a aprender de él. Muchas veces entendemos la misión como que eres tú el que lleva las repuestas, pero al final la misión es, sobre todo, encuentro y ahí está Dios presente, y ahí terminas encontrando muchas otras respuestas. Nuestros pueblos indígenas nos han enseñado muchísimo con su acogida y su forma de vida.