NoticiaCuaresma "La Encarnación, un misterio", por Antonio E. Madueño Publicado: 24/03/2014: 9714 En el tiempo de Cuaresma, cada misterio de la vida de Jesucristo adquiere una dimensión nueva y más profunda. Como Jesús recordó a sus discípulos, el Espíritu Santo nos irá descubriendo lo profundo, lo grande, lo sorprendente, lo siempre nuevo del mensaje, la vida y la misión de Jesucristo. Es lo que sucede con la celebración de la Encarnación del Señor. Contemplando la pasión y muerte de Jesús, la Encarnación del Señor adquiere mayor fuerza y sentido. Jesucristo comparte la condición humana hasta el final. Al contemplar a Jesucristo en la Cruz, descubrimos hasta dónde llega el amor de Dios y la grandeza de la Encarnación. Es una identificación total con su criatura, con su debilidad, con su humanidad, con su barro y su impotencia. El misterio de la Encarnación en Nazaret llega hasta sus últimas consecuencias en el Calvario. Nos llena de ternura y agradecimiento, tanto el abajamiento en Nazaret, como el abajamiento del Gólgota. Contemplar la escena de Nazaret en San Lucas y la Cruz con San Pablo en su carta a los Filipenses, no sólo no es contradictorio, sino que ambas escenas se iluminan y complementan una a otra. Y en los dos espacios y momentos, María. María en Nazaret y María al pie de la Cruz nos introduce en la docilidad necesaria para acoger la Encarnación de Dios. Encarnación en la pobreza, encarnación en el sufrimiento. La Encarnación de Jesús nos ayuda a no huir de nuestra humanidad. El mayor garante del aprecio y valoración del hombre y su humanidad, es Dios. Gracias a la Encarnación y la Cruz sabemos cuánto nos ama Dios y cuánto es nuestro valor y dignidad. Elprimero que apuesta por el hombre es Dios, y el que levanta la esperanza en el hombre es Dios, compartiendo nuestra humanidad. Y esta unión es decisiva: Dios ama y sana una cosa que hace suya con unión tan íntima. El amor tiende a igualar, a acortar distancias. Dios se abaja, se humilla, para elevar, para hacernos compartir la condición divina. Encarnación es acercamiento de Dios al hombre, encuentro íntimo de Dios con el hombre, al modo humano, como diría San Juan de la Cruz. Es en la humanidad de Cristo donde Dios nos comunica su amor. La Encarnación es el camino para el encuentro con Dios y el Amor que Dios nos ofrece en Jesucristo la revelación del Misterio. Autor: Antonio Eloy Madueño, párroco de San Lázaro