En esta breve exposición intentaremos orientar para que esta situación sea un poco menos difícil. Estas conductas son más frecuentes en padres primerizos y en niños muy pequeños por lo que nos centraremos principalmente en ellos. 

Esta situación no suele plantear ningún problema en los niños mayores, salvo si hay cambio de escuela o si es el primer año de instituto; en estos casos harán una nueva adaptación, que será más o menos fácil dependiendo de la personalidad del niño. 

No es infrecuente que los niños pequeños, presenten dolores abdominales, náuseas o vómitos matutinos que constituyen síntomas manifiestos de miedo (al cambio, a un ambiente nuevo, a crear nuevos amigos, miedo a no ser aceptados). 

La actitud de los padres frente a esta situación ha de ser de calma y comprensión, aceptando que forma parte de un proceso de adaptación. 

En los niños más pequeños, la entrada al centro educativo por primera vez, supone un cambio muy importante; es su “salida al mundo”, se sienten separados de sus figuras de apego por un tiempo para ellos largo, lo que puede provocar inseguridad y sentimientos de abandono e incluso miedo. 

Este período de adaptación, para algunos traumático pero para todos necesario, ya que no sólo afecta al niño sino también a sus padres. En estos últimos se pueden generar dudas e interrogantes tales como: ¿hemos hecho bien en mandarlo a la escuela tan pequeño?, ¿vamos a estar todo el año así? 

Afortunadamente, podemos contar con profesionales que van a ayudar al niño y a sus padres a facilitar tal proceso. Muchas escuelas infantiles tienen un modelo de adaptación adecuado a la edad del niño que suele pasar por la incorporación progresiva: unos primeros días en los que se quedará pocas horas y se irá aumentando paulatinamente el tiempo de permanencia en la escuela.

Escucha la entrevista a Inmaculada Benítez-Piaya en El Espejo de Cope Málaga.