NoticiaReligiosas Jornada Pro Orantibus, por Ignacio Núñez de Castro sj Publicado: 30/05/2012: 2936 El vicario de la Vida Consagrada explica el sentido de esta jornada y la realidad de las religiosas y religiosos contemplativos en nuestra diócesis. Este domingo, 3 de junio, fiesta de la Santísima Trinidad, la Iglesia Diocesana de Málaga celebra la Jornada pro Orantibus. El fin de este día es animar a los fieles cristianos a orar “a favor de los consagrados y consagradas en la vida contemplativa”, como expresión del reconocimiento de la dedicación a la oración y del patrimonio espiritual de las diecinueve comunidades femeninas contemplativas de nuestra Diócesis. De esta manera se quiere también dar a conocer de manera explícita la vocación contemplativa. El lema de la jornada de este año es: "Contempladlo y quedaréis radiantes (Sal 34,6). La contemplación, la luz de la nueva evangelización". Con este lema se quiere indicar que la oración es la luz de la nueva evangelización. Benedicto XVI nos ha hecho ver que “el mundo de hoy necesita personas que hablen a Dios para poder hablar de Dios” (…) Solo a través de hombres y mujeres modelados por la presencia de Dios, la Palabra de Dios continuará su camino en el mundo dando sus frutos”. Nos dice el benedictino P. Anselmo Álvarez, que “El contemplativo lleva consigo los años eternos (Sal 76, 6). En Dios, en Quien los abarca, esos años son como un día (2 Pe 3, 8)”. En nuestro mundo, de tantas prisas, necesitamos todos que algunos hermanos y hermanas, salidos de entre nosotros, vivan el tiempo de Dios y necesitamos también en nuestra Iglesia el silencio de los claustros para oír la voz de Dios. Decía una hermana carmelita: “contemplar a Jesucristo, referente único de nuestra existencia consagrada, llena cada jornada de la mañana a la noche, y llena también las vigilias de amor que el esposo nos concede”. Son muchos los testimonios de estos hermanos y hermanas nuestros que con su silencio nos gritan a todos: “solo Dios basta”. El lema de los contemplativos, ora et labora, es la doble dimensión de su vida. Son los hombres y mujeres “que oran por el pueblo y la ciudad santa” (2 Mac 15, 14). Las comunidades contemplativas marcaron la Europa medieval y renacentista con sus monasterios y claustros, donde aún se respira un aire nuevo y a través de los rosetones y vidrieras de sus Iglesias nos iluminan con una nueva luz. Continúa el P. A. Álvarez: En los Monasterios “estuvo y estará el fermento de nueva evangelización”... “la que cambie el corazón y los horizontes del hombre”. Sintámonos unidos, con nuestro aprecio y la oración, a esta Iglesia orante que quiere estar al servicio de todos los hombres y mujeres de hoy. Autor: Ignacio Núñez de Castro sj, vicario de la Vida Con