NoticiaSeminario El Seminario de Málaga cuenta con 17 seminaristas Nuevos seminaristas del curso 2020-2021 // E. LLAMAS Publicado: 02/12/2020: 28113 DÍA DEL SEMINARIO “Madre Inmaculada, que no nos cansemos de orar, amar y servir” es la oración con la que concluye la carta del rector del Seminario Mayor, Antonio Eloy Madueño, en la que comunica a toda la Iglesia de Málaga una gran alegría: en la Solemnidad de la Inmaculada se celebrará el Día del Seminario y, días después, la ordenación de un nuevo sacerdote y un diácono para la diócesis. David Roca se ordenará sacerdote el sábado 12 de diciembre a las 11.00 h en la Catedral de Málaga y Fernando Eningo recibirá la ordenación como diácono. Aquí puedes escuchar el programa Iglesia Noticia dedicado al Día del Seminario y las ordenaciones sacerdotales del 12 de diciembre El 8 de diciembre celebramos la Solemnidad de la Inmaculada Concepción fiesta, en el corazón del Adviento, que nos invita a mirar a María. Para el Seminario Diocesano es uno de los días más grandes del año y, en este año de pandemia, lo será doblemente, pues se celebrará el Día del Seminario, bajo el lema “Pastores misioneros” que se pospuso el pasado mes de marzo con motivo del confinamiento. En palabras del rector del Seminario, Antonio Eloy Madueño, «la Solemnidad de la Inmaculada es para nuestra Iglesia de Málaga una ocasión apropiada para que, reunidos en oración con María, tomemos conciencia de la importancia del Seminario Diocesano como ese Nazaret, donde los discípulos aprenden a ser pastores misioneros, en el trato frecuente con Jesús, el Buen Pastor». Ordenaciones Este curso, el Seminario Mayor cuenta con 17 seminaristas. Uno de ellos, David Roca ya es diácono y, el sábado 12 de diciembre a las 11.00 horas, recibirá la ordenación sacerdotal de manos del Obispo de Málaga, D. Jesús Catalá, en la Catedral de Málaga. En esa misma celebración, el seminarista Fernando Eningo recibirá la ordenación como diácono. Otros seis seminaristas entraron el pasado mes de septiembre a formar parte de esta gran familia y permanecen en ella: (Juan Carlos, Cristian, Antonio, Javier, José Ramón y Augusto). En palabras del rector del Seminario Mayor, Antonio Eloy Madueño, «la alegría de cada año de ver crecer el Seminario se repite este año y nos constata que las nuevas vocaciones son el fruto de una Iglesia viva. Estas vocaciones hacen ver que la Iglesia Diocesana de Málaga está viva, que hay comunidades que celebran y oran, que animan y entusiasman para que los jóvenes respondan. Es también una evidencia de que hay sacerdotes cuyo testimonio, entrega, entusiasmo, capacidad de sufrimiento y de amar a la Iglesia ayudan a los jóvenes a decir sí. Creo que hay que darle gracias a Dios por ello y, desde el Seminario damos gracias a la Iglesia de Málaga, a las comunidades parroquiales, a los sacerdotes, a los laicos, a los religiosos y religiosas, a los catequistas que, cuando ven despuntar una pequeña semilla en un joven le proponen el Seminario Menor o el Curso de Discernimiento Vocacional o el Encuentro de Monaguillos o el encuentro Samuel… es decir, alguna de las distintas experiencias vocacionales que ofrece el Seminario». La Pastoral Vocacional está en manos de todos, así lo explica Fernando Luque, vicerrector del Seminario y delegado de Pastoral Vocacional: «la Pastoral Vocacional es el empuje de toda la Iglesia de Málaga que anima y que camina unida en el seguimiento del Señor. Este año tenemos la alegría en el Seminario de haber recibido jóvenes que han dado ese sí al Señor, que han dado ese paso importantísimo en su vida. Todos nos alegramos de esta gran noticia que es que varios jóvenes den el paso al Seminario Mayor. También es una gran alegría el Seminario Menor que va caminando y ofrece a los adolescentes y niños una oportunidad para preguntarse “Señor, ¿qué quieres de mí? Pero esta tarea no es solo del Seminario o de algunos sacerdotes encargados, sino que es una tarea de todos: de todo bautizado, todo sacerdote, todo catequista, todo religioso y religiosa… todos tenemos el compromiso de promover las vocaciones. En primer lugar, viviéndola, como testimonio, pues si nuestra vida es un testimonio vocacional, atraeremos a otros. Y, en segundo lugar, favoreciendo y animando a los jóvenes a que se hagan estas preguntas, a los niños de la catequesis, a los chavales del colegio, a los jóvenes de la parroquia, en los movimientos y en todas las realidades donde nos movemos, ¿cómo podemos ayudar a que los jóvenes se planteen su vocación? Para que todo ello sea posible, la Diócesis de Málaga ofrece estos espacios concretos como son el Seminario Menor, el Curso de Discernimiento Vocacional, las oraciones vocaciones, los vídeos vocacionales, las preces que se envían a las parroquias… todo son herramientas para que todos promovamos las vocaciones». Los seminaristas del año de la pandemia Juan Carlos López Lozano tiene 18 años y pertenece a la parroquia de Nuestra Señora de los Dolores, en el Puerto de la Torre: «Tras pasar por una vida de parroquia, colaborando en todo lo que fuera necesario, con mis dos párrocos, José Emilio y Antonio, grandes ejemplos de servicio y entrega al pueblo de Dios, decidí entrar al Seminario Menor de Málaga, buscando una respuesta a las inquietudes que tenía sobre la vocación al sacerdocio. Fui profundizando en esta llamada que el Señor me ha hecho a través de distintos momentos y personas, y decidí comenzar este camino con mucha felicidad y disponibilidad para seguir a la Iglesia, como decía san Manuel, “de balde y con todo lo nuestro”. Cristian Carrasco Sánchez tiene 19 años y pertenece a la parroquia de Nuestra Señora del Carmen, en Fuengirola: «Mi proceso vocacional comenzó cuando mis padres me regalaron un escapulario de la Virgen del Carmen y fuimos a la que después se convirtió en mi segunda casa, la parroquia del Carmen de Fuengirola. Allí conocí a quien entonces era su párroco, Damián Ramírez Lozano, quien me invitó a participar en la Eucaristía del domingo. Tenía entonces 6 años y comencé a ir a Misa, un domingo tras otro, hasta que acabé yendo todos los días a Misa, después de terminar los deberes. Me impresionó la vida y el testimonio de mi párroco, Damián, quien me hizo replantearme si mi verdadera felicidad estaba en ser sacerdote. Me propuso acudir a las convivencias del Seminario Menor, a los Cursos de Discernimiento Vocacional... y allí encontraba las respuestas a mis preguntas. Y aquí estoy para responder a la llamada que Jesús me hace de dejarlo todo para ganarlo todo». Javier Villanueva García tiene 21 años y pertenece a la parroquia de San Cristóbal, en Ronda: «Mi vocación nace, como la de muchos, ayudando en Misa. Tenía unos cinco años cuando comencé a participar en la Eucaristía, siendo párroco don Alonso. Tras unos años, me fui a estudiar a Sevilla, donde cursé el Bachillerato y comencé Teología. Ahí me fui planteando la vocación con más seriedad y, después de un proceso de discernimiento con mis párrocos de Ronda y con sacerdotes que me han ido acompañando, decidí entrar en el Seminario Mayor y aquí estoy, muy contento y con ganas de seguir adelante». José Ramón Ordiz Vigala tiene 31 años y es natural de Oviedo: «Estaba un poco cansado del mundo laboral en Asturias y tuve una oportunidad de venir a trabajar a Granada. Con el comienzo de la pandemia del Covid-19, mi trabajo acabó y me vine a Málaga. Estando aquí, me encontré con un compañero, Jaime, que me recordó que “por muy lejos que te vayas, el Señor siempre te va a encontrar”. Me animé a hablar con el rector, me puse en las manos de Dios, y muy contento». Antonio del Río Mena tiene 35 años y es natural de Pujerra (Ronda), pero ha vivido siempre en Marbella y es feligrés de la parroquia de El Calvario: «Mi vocación al sacerdocio comenzó cuando era niño pero realmente empecé a planteármelo hace unos años, al calor de mi parroquia. En primer lugar, desde la capilla, en la adoración ante el Santísimo y, en segundo lugar, desde la vida diaria de la parroquia, sobre todo desde Cáritas, donde era voluntario y donde conocí de cerca la necesidad que tiene la gente de encontrarse con Dios. También fue muy importante para mí el ejemplo de mi párroco Rafael Rodríguez, su entrega al Señor y a la Iglesia. Con esto, un día decidí dejar mi trabajo en el hospital, donde ejercía desde hace años y donde era feliz, para empezar esta nueva vida junto al Señor, al servicio de la Iglesia y de la gente». Augusto Trujillo Berner tiene 42 años y pertenece a la parroquia de San Gabriel, en Málaga: «Hacía tiempo que la vocación al sacerdocio daba vueltas en mi cabeza. El paso definitivo lo di cuando falleció mi padre y fui consciente de la futilidad de la vida. Ahí me replanteé toda mi vida, ya con cierta madurez, hablé con el rector del Seminario, participé en el Curso de Discernimiento Vocacional y sentí una paz en mi vida que brotaba de la llamada del Señor. Y aquí estoy, por la gracia de Dios y por todas vuestras oraciones, muy feliz».