NoticiaBlanco sobre Negro Juan Miguel Cantarero: «Me gustaría morir como mi madre, sin molestar» Juan Miguel Cantarero Publicado: 05/11/2019: 13331 Entrevista al sacerdote diocesano Juan Miguel Cantarero, nacido en 1940 en Málaga y ordenado en 1967. ¿Qué es lo más inteligente que se puede hacer en esta vida? Vivir amando. ¿A vivir se aprende? Sí. ¿Y a ser sacerdote? También se aprende y se madura. ¿Crees que sabes vivir? Creo que sí, porque vivo contento con lo que soy y con lo que tengo. ¿Has sufrido alguna crisis vital? Sí, a raíz de la muerte de mi madre. ¿En quién te apoyaste cuando la sufriste? En la Madre, por eso no me gustó no ver nuestra Inmaculada de siempre, la que estaba en el Seminario Mayor y que después pasó a la Capilla del Seminario. Es verdad que las imágenes son simple imágenes pero uno se encariña por el roce. ¿Cómo te gustaría morir? Como mi madre, sin molestar a nadie. ¿Cuál crees que es tu gran aportación a la Diócesis de Málaga? Grande ninguna; he hecho sencillamente lo que sabía y he podido hacer. ¿Cuál es el mayor desafío al que se enfrenta nuestra iglesia local hoy? Cómo hacer de verdad la nueva evangelización. Yo no sé cómo… ¿Quién es Jesucristo para ti? Siempre he querido que sea el centro de mi vida, pero todavía estoy en ello y lo que me queda. ¿Quién dice la gente que eres tú? Nunca lo he preguntado; no sé si por miedo o por miedo a mi vanidad. ¿Qué le dirías a quien se esté planteando si Dios lo llama para ser cura? Que sepa querer y rezar. ¿Qué le preguntarías a un joven que se plantea su vocación sacerdotal? Aquello del Maestro San Juan de Ávila: “Si tiene experiencia de que su oración es escuchada”. ¿Podemos decir que hemos venido y estamos aquí para ser felices? Claro, ¿qué otro sentido tiene la vida, aunque haya dolor y haya problemas? Yo he sido feliz en todos mis destinos, aunque algunos fuesen complicados y raros. ¿Has mejorado como los buenos vinos? Creo que con la jubilación, sí; al darte más tiempo, puedes saborear mejor, gozar más de las cosas que recibes y haces. ¿Qué es lo más complicado que vives como sacerdote? El no vivir plena y consciente la fe. Busco además no querer acostumbrarme a celebrar las misas ¿Dónde encuentras la felicidad? En el amor. ¿Te preocupas cómo vive la gente? Claro, ¿qué clase de cristiano sería si no te interesa de verdad, no de palabra, los problemas de la gente? ¿Eres un sacerdote dócil? Si es dócil, en el sentido de aceptar todo lo que viene de arriba, del Obispado sin más, no. Ahora, he aceptado lo mandado aunque no me gustase; dígase traslados, planes pastorales… ¿Qué es el tiempo para ti? Un regalo que Dios nos hace cada día. ¿De qué te arrepientes o tienes remordimientos? De muchas cosas, cada día tengo que pedir perdón por algo o por mucho. Pero mirando mi antigua vida parroquial, el no haber pateado más las calles de los pueblos. ¿Cuál es tu viaje favorito? El de Israel, el de Fátima y el que me gustaría hacer a Egipto. Hay quien sugiere que la soledad del cura puede llegar a ser insoportable, ¿has vivido la soledad como un calvario alguna vez? Tal vez… cuando se llega a mayor la soledad es más dura que la vivencia misma de la sexualidad, aunque no es exclusiva del sacerdote; hay muchas personas solas en nuestra tierra y con hijos; la vida es difícil. Yo hasta ahora no la he sentido porque hasta ahora nunca he estado solo. ¿Un olor que recuerdes? El aceite de los borrachuelos de mi madre. ¿Un perfume? El jazmín de las biznagas. ¿Tu flor favorita? Cualquiera es magnífica, desde una orquídea hasta la más insignificante flor del campo es una obra de arte. ¿Las palabras más hermosas del diccionario? Amar conjugado en todos los tiempos y madre. ¿El regalo más grande que te ha hecho ser presbítero? El poder consagrar y querer a la gente. A estas alturas del partido ¿volverías a ser sacerdote? Creo que sí. ¿Qué dirías a Chaplin cuando dijo que la vida no tenía ninguna gracia? Que es maravillosa y que seguirá siendo maravillosa si todos, incluyendo a los políticos, remáramos a favor del pueblo y no de mis intereses.