Tuve la suerte de conocer a Salvador Pié en los años setenta. Durante más de veinte años colaboramos juntos en el Consejo Asesor de la Comisión Episcopal de Apostolado Seglar, de la Conferencia Episcopal. Salvador tiene el don de saber comunicar ideas profundas y reflexiones teológicas de altura, expresándolas con rigor, sencillez y cercanía. 

Salvador, proviene de la experiencia apostólica de la Acción Católica, matriz del apostolado seglar moderno. Soy testigo de lo que ayudó a la maduración del Apostolado Seglar español en aquellos años del postconcilio y del Sínodo sobre los Laicos (1987). 

Actualmente colabora con diversas comisiones teológicas para el proceso de reformas de la Iglesia que dinamiza el papa Francisco. Desde su actual condición de profesor emérito, sigue aportando, con generosidad y lucidez, su reflexión teológica en la línea renovadora del Concilio Vaticano II. 

¡Ad multos annos, querido Salvador!