El domingo 17 de enero, la Iglesia celebra la Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado. El lema de esta jornada es: “Emigrantes y refugiados nos interpelan. La respuesta del Evangelio de la Misericordia”. Esta jornada nos debe ayudar a no cerrar nuestros ojos y nuestro corazón ante el drama que están viviendo millones de personas que tratan de escapar de la guerra, de la pobreza y del hambre.

Dios Padre Misericordioso nos interpela: ¿Dónde está tu hermano? No adoptemos la actitud de Caín: ¿Acaso soy yo el guardián de mi hermano? Sí, nosotros somos responsables de su vida y de su suerte. Tenemos que mostrar nuestra solidaridad con ellos promoviendo su acogida e integración. No va a ser una tarea fácil. Podemos encontrar incomprensión y rechazo por parte de muchas personas, pero “nosotros estamos llamados a que el amor, la compasión, la misericordia y la solidaridad sean nuestro verdadero programa de vida”.