Como un verso suelto de su ciclo de ‘Pintura religiosa’ nos presenta el maestro el Paño de la Verónica. Ese Cristo de ojos vendados tan presente en su ciclo se nos muestra ahora como reflejo, impregnado su rostro herido, magullado, ensangrentado, deformado por los golpes sobre un paño de lino bordado con más de 200 años de antigüedad. 

«Siempre en mi mente, y sobre todo en estos últimos años, ha estado martilleándome la palabra Pasión, lo que me ha llevado muchas veces a cerrar los ojos e imaginar, en mis limitaciones, los hechos ocurridos hace 2000 años» expresa Rando.

Reinterpreta el pintor la  tradición iconografía con un lenguaje contemporáneo en el que queda patente esa lucha filosófica de mancha y línea a la que se enfrenta el artista, ofreciéndonos ese sentido transcendental tan característico en la pintura de Jorge Rando.