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Pentecostés en la historia, por Antonio Aguilera

Publicado: 17/05/2013: 4345

Todos los pueblos tienen sus fiestas, que de alguna manera marcan el ritmo del año. Así también el pueblo de Israel, que cuenta con tres tipos de fiestas anuales: las tres fiestas de peregrinación (Pascua, Pentecostés y Tiendas), las fiestas austeras (Año nuevo y Día de la Expiación), y las fiestas menores (La Dedicación o Hanukhah y Los Purim).

Las tres fiestas de peregrinación son las que tienen más contenido teológico, en ellas se celebran y actualizan los grandes acontecimientos salvíficos de Israel: éxodo, alianza y entrada en la tierra prometida. Pentecostés nos indica “a los cincuenta días”. Es decir, se celebra cincuenta días después de la Pascua (la fiesta principal de todas). Tiene lugar durante el mes judío de Siván, nuestro mayo/junio. En el libro del Éxodo se le llama también “fiesta de la siega” (Ex 23,16) o “fiesta de las semanas” (Ex 34,22): la fiesta que se celebra siete semanas después de la Pascua. 

En su inicio tuvo un carácter agrícola: se agradecía a Dios el don de la tierra y sus frutos (Dt 26,1-11). Pero, al igual que con la Pascua, la fiesta de Pentecostés luego fue ligada a la historia de la salvación y se relacionó con la alianza del Sinaí y con el don de la Ley; y ya en el siglo I de nuestra era se había convertido en la fiesta de la renovación de la alianza. En el marco de esta fiesta judía, el libro de los Hechos coloca la efusión del Espíritu Santo sobre los apóstoles (Hch 2,1-4). A partir de este acontecimiento, Pentecostés se convierte también en fiesta cristiana de primera categoría. 

(Cfr. A. Rodríguez Carmona, La religión judía./ R. de Vaux, Instituciones del Antiguo Testamento./ Ch. Saulnier, Palestina en los tiempos de Jesús)

Autor: Antonio Aguilera

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