NoticiaCuaresma

Examen de conciencia general

Publicado: 25/02/2013: 8153

1. Dar gracias a Dios nuestro Señor por los beneficios recibidos.
Tener una experiencia positiva de Dios es el primer paso. Si hay algo personal es el agradecimiento, por eso cada uno tiene que descubrir por qué tiene que dar gracias. En realidad, nadie da gracias por lo que se le debe, sino por lo que no le pertenece ni merece. En este sentido hablamos de la gracia de Dios. Es recomendable pedir conocimiento interno de tanto bien recibido, para que en todo podamos amar y servir a Dios.

2. Pedir gracia para conocer los pecados y salir de ellos.
El planteamiento lo podríamos formular así: “la primera gran gracia es acceder al propio pecado”. El acceder al conocimiento del propio pecado es una gracia, a partir de la cual podríamos andar en verdad. Pero no es sólo gracia el acceder al conocimiento del propio pecado, sino lo que es más importante: salir de él.

3. Demandar cuenta al alma desde la hora que se levantó hasta el examen presente de hora en hora, de tiempo en tiempo. Primero de pensamiento, después de palabra, después de la obra, después de omisión.
La memoria sólo recuerda hechos, no abstracciones, y lo mismo ocurre con los pecados. Lo que no se concreta no se puede afrontar. Hay que dar nombre al propio pecado, de lo contrario no sabremos qué es la conversión. Hay que sentirse pecador para dejar de serlo. Y para sentirse pecador, tengo que dar nombre al proceso de mis pecados. Para acceder a nuestra verdad podemos hacerlo desde estas tres dimensiones:

  • de pensamiento: el mundo de nuestras intenciones, donde se fraguan nuestras  actitudes.
  • de palabra: relaciones personales y si somos 'hombres de palabra' (la verdad).
  • de obra: nuestras acciones, que inciden en nuestro entorno y afectan a la convivencia.
  • de omisión: las acciones buenas que hemos dejado de hacer.

4. Pedir perdón a Dios nuestro Señor de las faltas.
Pedir perdón es cortar con aquello que en mi historia impide que cambie: mientras no se dé esta ruptura no hay posibilidad de conversión. Tenemos que vivir un momento en el que constatemos el reconocimiento de nuestro pasado negativo como necesitado de perdón. Sólo cuando pedimos perdón nos hemos reconocido pecadores.

5. Proponer enmienda con la gracia de Dios.
El cambio, la conversión mira al futuro. Supone una recuperación desde la impotencia propia, pero con la seguridad de quien sabe de quién se ha fiado (Cfr 2 Tim 1, 12).
 

Autor: diocesismalaga.es

Más noticias de: Cuaresma