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Encuentro de jóvenes religiosos

Publicado: 15/01/2006: 368

Durante los días 3 al 6 de diciembre, ha tenido lugar en Valencia el II Encuentro Nacional de Jóvenes Religiosos, bajo el lema: “No estamos locos, sabemos lo que queremos”.

Allí nos reunimos unos 300 religiosos jóvenes de distintas congregaciones e instituciones., también de Málaga.

En medio de tanta diversidad de carismas, de culturas y nacionalidades, existía la unidad de que todos habíamos sido llamados y convocados por Jesús de Nazaret para consagrar nuestra vida a Él mediante la profesión de los consejos evangélicos y desde una opción preferente por aquellos hijos e hijas de Dios más desfavorecidos y más pobres.

El tema de fondo sobre el que reflexionamos, trabajamos, oramos y celebramos fue el libro “El caballero de la armadura oxidada”. En una ambientanción magnífica que nos situaba en la época medieval de caballeros y damas, todos los que participamos en el encuentro nos adentramos en los distintos senderos y castillos como el del conocimiento, el del silencio, el de la osadía y la voluntad, para ir descubriendo y compartiendo con los demás, cuáles son nuestra dificultades, cuáles son nuestros temores y miedos que nos impiden vivir en plena libertad, nuestras tentaciones de buscar la eficacia y el perfeccionismo en aquello que hacemos, la tentación de ejercer nuestra influencia en la sociedad, de que poseemos la verdad en la fe, la tentación de tener ideas seguras, de querer tener respuestas para todo, de ser los protagonistas, de instalarnos en el individualismo..., y como al caballero nos mantienen dentro de nuestra armadura oxidada y chirriante que nos aleja y aísla del proyecto evangélico.

Pero también queríamos compartir nuestros deseos y sueños de una vida consagrada que se caracterice por ser un signo vivo de una vida evangélica que tiene como centro a Jesús y su buena noticia, una vida fraterna que busca la reconciliación, reunir lo disperso, a través de la interculturalidad y la intercongregacionalidad, que desea salir a la realidad, escucharla, amarla y que se conmueve por el sufrimiento y por el dolor de los más débiles y desheredados de nuestro mundo.

Una vida que no tiene miedo a morir, que no teme pasar, como lo hizo Jesús, por la cruz, para poder resucitar y generar nueva vida en hombres y mujeres que deseamos hacer realidad el proyecto de Jesús en nuestro mundo. Sentimos que la centralidad de Jesús es fundamental en nuestra existencia, no sólo como consagrados, sino también como cristianos. Sabemos que Él ha venido a traernos una buena nueva con la locura de la cruz y hemos de cultivar y hacer crecer la pasión por Jesús en nuestro corazón, para poder alcanzar, como el caballero de la armadura oxidada, la cima de la verdad.

Autor: Revista Diócesis

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