NoticiaCáritas Antonio Collado: «Los voluntarios son el corazón de Cáritas» Publicado: 21/09/2020: 24156 Tras regresar de la Misión Diocesana de Caicara del Orinoco (Venezuela), donde ha estado sirviendo a los más pobres, el sacerdote diocesano Antonio Collado (Jimena de la Frontera –Cádiz–, 1952) acaba de ser nombrado nuevo delegado episcopal de Cáritas Diocesana de Málaga. El pasado viernes el programa El Espejo de COPE recogió sus primeras impresiones. «Si se pierde la mística del servicio, se habrá perdido la esencia de Cáritas» Escucha aquí un fragmento de la entrevista para El Espejo de COPE Málaga Las noticias que nos llegan desde Venezuela son estremecedoras. ¿Cuál es la situación real allí? Desde el 13 de marzo está todo el país confinado y sin movilidad. La crisis humanitaria tan terrible que están viviendo se ha visto ahora agudizada mucho más por la pandemia y por la falta de infraestructura sanitaria del país, que no tiene medios para atender a las personas enfermas. Al principio, la transmisión fue lenta porque al no haber gasolina no hubo movilidad, pero ya en los últimos meses y en las últimas semanas ha ido aumentando el contagio. Nosotros hemos perdido a dos doctores muy comprometidos con Caritas ahí en la parroquia y los dos han muerto de la Covid-19. ¿Qué ha aprendido de los pobres? ¡Ay! He aprendido todo. Parece que es un eslogan de la Iglesia después del Concilio Vaticano II que los pobres nos evangelizan, pero es verdad. Es una pena que no se pueda hablar de la riqueza de Venezuela y de las potencialidades de sus ciudadanos porque la crisis humanitaria condiciona la información y cualquier discurso; pero es verdad que uno ha aprendido en Venezuela la confianza en Dios de estas personas, la alegría por la vida y por el hecho de estar vivos, la solidaridad entre ellos, la hospitalidad y sobre todo la resistencia, porque Venezuela está en crisis, pero la crisis le venía de muy largo. Su capacidad de resistencia ante situaciones tan terribles es extraordinaria. A nosotros, desde Europa, nos parece como cierta dejadez o falta de compromiso político-social, pero es todo lo contrario, es una resistencia profunda a que ningún problema les quite la alegría de vivir y el deseo de seguir para adelante. Además, he aprendido su vivencia de la fe. Allí hay una religiosidad muy profunda, aunque a veces necesitada de un poco más de formación, pero lo importante es la vivencia de la fe y el deseo de encontrarse con Dios. ¿Cómo asume ahora su nuevo nombramiento? En primer lugar quiero expresar mi acción de gracias al Señor, porque de nuevo me permite servir a la Iglesia y, especialmente, a los más pobres que son el tesoro de nuestra comunidad y de la Iglesia; y también agradecer a D. Jesús Catalá que de nuevo haya depositado en mí, que tengo tan pocas cualidades y estoy tan poco preparado, su confianza para una tarea pastoral de tanta envergadura. Finalmente, no con miedo, porque uno confía en el Señor y, con San Pablo, uno sabe de quién se ha fiado; pero sí con responsabilidad, porque aunque todos los sacerdotes tenemos una gran relación y conocimiento de Cáritas por nuestras parroquias, a nivel diocesano no he tenido ninguna experiencia. En definitiva, con mucho ánimo, con mucha alegría por poder servir a la Iglesia en esta parcela y especialmente por estar más cerca de los marginados. ¿Cómo piensa que debe prepararse Cáritas para afrontar estos tiempos de pandemia? En cuestiones puntuales no puedo contestar, porque no conozco la situación real; pero yo sí animo a los voluntarios, que son el tesoro y el corazón de Cáritas, los que trabajan día a día en la parroquia, a mantener sobre todo una actitud fundamental, que es el cuidado de nuestra fe, de nuestra vivencia espiritual, de nuestro encuentro con Jesús, el Señor. Si la fe se mantiene viva y fuerte, nuestra vida, el servicio que se preste en Caritas, será muy al estilo de Jesús, lleno de misericordia, buscando el bien del hermano y, sobretodo, podremos descubrir el rostro del Señor en cada persona que se acerca. En definitiva, es la mística de Cáritas, que no es prestar un servicio altruista cómo hacen otras ONGs e instituciones, sino hacerlo con ese estilo tan peculiar del cristiano que sabe que en cada hombre que se acerca está Jesucristo. La misión de Cáritas es también una misión profética, de denuncia de las situaciones de injusticia que se producen en nuestra sociedad. ¿Cómo debe ser esta? La caridad camina con dos pies, el primero es el servicio. Como decía la Madre Teresa de Calcuta a los políticos: "mientras ustedes discuten y consiguen algún acuerdo internacional, nosotros atendemos a los pobres, porque los pobres no pueden esperar". Esa es la primera tarea de la Iglesia, estar cerca de los que lo necesitan; pero es verdad que también, desde el bautismo, el cristiano tiene el compromiso profético de, al menos, no aliarse con la injusticia. Si eso hay que hacerlo a nivel personal, ¡cuánto más la institución de la Iglesia! Es verdad que siempre hay que hacerlo con un estilo cristiano y nosotros no podemos entrar en la crispación política que a veces tanto nos desconcierta y nos desanima a los ciudadanos de a pie. Esa tarea profética tiene que hacerse con un espíritu de servicio, de misericordia y de compasión, pero desde luego que hay que hacerla sin ninguna dilación. Esa es una de nuestras tareas. ¿Qué le pide a Dios ante este nuevo servicio al frente de Cáritas Diocesana de Málaga? Yo quiero mantener tres actitudes importantes: la primera, la de la escucha. Yo creo que escuchar es fundamental para cualquier persona que empiece cualquier tarea, sobre todo tratándose de atender a personas y personas marginadas. Es una de las actitudes fundamentales de la Caridad: escuchar a Dios y escuchar también a las personas. En segundo lugar, mantener mi actitud de servicio y disponibilidad. D. Jesús no ha querido darme parroquia, así que voy a estar totalmente dedicado a Cáritas. Espero que el trabajo, la rutina y el cansancio no me quite o no me haga perder esta actitud del servicio y de la cercanía. Y, por último, la contemplacion. Quiero saber contemplar en cada persona que se acerque para cualquier asunto el rostro de Jesús, del Señor. Si eso se pierde, entonces perderemos la esencia del servicio y nos volveremos una institución más, con una labor que puede ser importante para la sociedad pero que, si se pierde la mística del servicio, se habrá perdido la esencia de Cáritas.