El confinamiento lo estoy viviendo con mucha normalidad y serenidad. Evidentemente, en medio de esta situación de tristeza, ansiedad e incertidumbre, intento sacar el lado positivo de la vida, valorar las pequeñas cosas del día a día, una conversación con tu hijo, sentarnos los cinco en la mesa a comer, la sonrisa de tu mujer, el calor de la familia unida, la solidaridad de la gente… hechos y gestos que, normalmente, con el ritmo frenético de vida que llevamos, pasan casi desapercibidos.

EL TRABAJO

En cuanto al trabajo, no he tenido problema alguno, salvo que, naturalmente, las testificales de las causas de beatificación han tenido que aplazarse todas hasta que la situación lo permita. La tarea de oficina la puedo realizar perfectamente desde casa gracias al mail y el ordenador.

VIDA DE FE

Respecto a la vida de fe, procuro seguir con los mismos hábitos que acostumbraba a tener en mi “vida normal”. Además de tener mi ratito personal de oración, hoy en día, tenemos muchos medios a nuestra disposición; acostumbro a entrar diariamente a “Rezandovoy”, y a escuchar en familia un audio que nos envía Toñi Corpas del párroco de Santa María del Mar, Javer Guerrero, que nos es de mucha utilidad.