NoticiaCoronavirus CORONAVIRUS. Carta a los abuelos aislados Publicado: 28/03/2020: 25448 La Delegación de Pastoral Familiar invita a recordar hoy, de forma especial, a los abuelos con la recreación de la carta que una nieta envía a sus abuelos, en estos días duros ante la pandemia del coronavirus. Aquí puedes escuchar el audio de esta carta Desde la Delegación Diocesana de Pastoral Familiar llevamos unos años con la inquietud de celebrar un día de la Semana de la Familia en homenaje a los abuelos. Ya sabemos que su día es el 26 de julio -el día de S. Joaquín y Santa Ana, los abuelos de Jesús-. Pero como en esas fechas la mayoría de las actividades pastorales ya han terminado, queríamos hacerlo como colofón de la Semana de la Familia. ¡Y qué casualidad! Este año, por la situación que estamos viviendo, ha sido imposible celebrarlo. Aún así, no queríamos pasar este día sin que, de una forma mucho más humilde, os agradezcamos vuestra tarea y vuestro cariño. Valorar vuestra importancia. En la familia sois depositarios y, con frecuencia, testimonio de los valores fundamentales de la vida, además de tanto esfuerzo, sustento, tiempo y vida regalada a toda la familia. Seguro que en cada casa y que cada nieto podría decir o escribir una bella carta de agradecimiento a los abuelos. Desde aquí, nos hacemos portavoces de las pequeñas o grandes historias de cada familia. Y os decimos: Queridos abuelos: En primer lugar, os estamos echando de menos en estos días de encierro en las casas. Aunque hable con vosotros todos los días, echo de menos vuestros besos, vuestros abrazos, vuestras sonrisas, vuestras comidas, vuestros paseos y vuestra paciencia con nosotros. En cuanto termine esta situación, sabemos que una de las primeras cosas que vamos a hacer es ir corriendo a vuestra casa y daros un gran achuchón. Y aquí, escribiendo lo que os quiero decir, pienso en lo deprisa que va el reloj de la vida. Parece que fue ayer cuando me ibais a buscar al colegio, cuando me llevabais al parque por las tardes y me consentíais comprándome todas las chuches que se me antojaban (casi siempre a escondidas de mamá, claro). Aún recuerdo como cada domingo esperaba impaciente el momento de ir a vuestra casa para que me contarais alguna de las muchas historias de vuestra vida juntos. Y en esa comida tan ricamente preparada que sabiais que era mi favorita. Me acuerdo de que tú, abuelo, me contabas cada vez que te preguntaba cómo te enamoraste de la abuela. Ahora que soy un poquito mayor, tengo que confesar que una de las cosas que más envidio en el mundo es vuestra forma de amaros. Vuestro amor es fuerte, duradero, inmortal. Un amor de esos que ya no quedan. Creo que nunca os he dado suficientemente las gracias por todo lo que habéis hecho por mí ni os he dicho muy a menudo cuánto os quiero. Por eso os escribo esta carta. Quiero agradeceros todo lo que habéis hecho conmigo y con mis hermanos y mis primos. Vuestra sonrisa, vuestra paciencia, vuestros ojos y vuestros labios orgullosos de cada cosa que hacíamos… A ti abuela, gracias por ser mi consejera, por escuchar todos mis problemas, por estar permanentemente a mi lado sin pedir nada a cambio. A ti abuelo, gracias por enseñarme que cada día cuenta, que tenemos que esforzarnos por todo aquello que nos haga felices. Gracias a vosotros he aprendido que el mejor regalo del mundo son las personas que forman parte de nuestra vida, esas que te aman incondicionalmente desde que naces. Y es que, para mí, el mejor regalo del mundo sois vosotros, abuelos. Las personas no son eternas, pero vosotros, sin duda, deberíais serlo. Gracias a vosotros he sabido que Dios tiene que ser alguien importante en mi vida. Que con Él tengo que contar y que Él siempre estará ayudándome. Cuántas oraciones y velas encendidas a Dios para que yo apruebe mis exámenes o para que no me pase nada malo. En fin, en vosotros hay un amor incalculable, para vosotros un agradecimiento infinito por haber pasado tiempo a mi lado, por haber tenido la oportunidad de compartir conmigo secretos, miedos, preocupaciones, pensamientos, alegrías, momentos perfectos que sé que los voy a recordar el resto de mis días con una sonrisa sólo por el hecho de haberlos vivido juntos. Gracias abuelos por enseñarme a vivir. Nada más, abuelos. Pues eso, que GRACIAS con mayúscula. Ojalá esto pase pronto y podamos hacer juntos una gran celebración en nuestra diócesis de Málaga por lo que sois y por lo que nos aportáis en nuestras familias. Un abrazo grande. Cuidaros mucho. Y que el Señor os bendiga. Delegación de Pastoral Familiar