Pepita Cañada fue al Padre el día 2 de marzo, pena por su separación y acción de gracias a Dios por habernos dado a Pepita

Muere al amanecer de un primer viernes, y en ella se cumplió la promesa del Sagrado Corazón de Jesús. Todos los que conocimos a Pepita teníamos la seguridad de que pasó a gozar la presencia de la Santísima Trinidad.

¿Qué decir de Pepita? Ella quería a todos y era querida por todos.

Toda su vida estuvo comprometida como hija, como hermana y como tía. Tuvo un trabajo social donde demostró su cariño y servicio. Su última etapa de trabajo la pasó con menores. Cuando llegaba Pepita al centro de acogida, era noticia para niños y trabajadores.

¡Cuánto servicio, cuánto cariño!

Como hermana de sacerdote, quería con locura a la Iglesia y a sus miembros; como adoradora nocturna pertenecía al turno Santa Vicenta María y presidenta diocesana durante ocho años.

Cuando participábamos en actos nacionales todas las adoradoras reclamaban a Pepita. En los viajes no faltaban chistes, caramelos y canciones.

Podemos decir de Pepita que pasó haciendo el bien, y tenemos la certeza de que no se olvida de nosotros.

¡Gracias, señor, por darnos a Pepita!

Trinidad Hervás

Presidenta de ANFE en Málaga