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Semblanza de Francisco Echamendi Aristu

Publicado: 02/02/2017: 18128

Semblanza del Rvdo. D. Francisco Echamendi Aristu, sacerdote diocesano, por el Rvdo. D. José López Solórzano, párroco de Nuestra Señora de la Encarnación (Marbella) y arcipreste de Marbella-Estepona.

Hoy hace cuarenta días que celebrábamos, llenos de gozo, la fiesta del Nacimiento del Señor. En el día de hoy conmemoramos su presentación en el templo donde se encontró con el pueblo que iba a santificar.

También hoy la Iglesia de Málaga que peregrina en Marbella, presidida por su Pastor, unida a sus sacerdotes y laicos, despide a Don Francisco Echamendi Aristu que ha terminado su peregrinar por este mundo y celebra con gozo su encuentro con el Señor.

Nació en el seno de una familia humilde en Navarra. Sus padres Ignacio y Petronila formaron un hogar de profundas raíces cristianas en la bella ciudad de Pamplona. Del matrimonio nacieron seis hijos, siendo Don francisco el segundo de ellos, recibiendo el regalo de la vida un 26 de agosto de 1929.

Al igual que todos sus hermanos, cursó sus primeros estudios en el Colegio La Casita, situado junto a la Catedral y atendido por las Hermanas de la Caridad.

El Señor lo llamó a la temprana edad de los once años a servir a la Iglesia desde el ministerio sacerdotal, siendo esta decisión una buena noticia para sus padres y toda la familia. Poco después su hermano Miguel recibió la llamada del Señor a la familia salesiana, una llamada que, inicialmente, produjo cierta desazón, por lo que podía suponer de lejanía. Pero enseguida se convirtió también en fuente de alegría y bendición para toda la familia.

Dios siguió escribiendo cada día la vida de Don Francisco y al cumplir los 18 años vino a Málaga acompañando a Don Antonio Añoveros y continuar sus estudios en el Seminario malacitano.

El 22 de junio de 1952, tras doce años de seminario, fue ordenado sacerdote recibiendo como primer destino pastoral la parroquia de San Miguel en Guaro, e igualmente, poco después, el cuidado de las almas de Tolox. Arriate fue durante los dos años siguientes su hogar y su templo. En todos estos destinos dejó una preciosa huella sacerdotal.

Don Ángel Herrera, al ser nombrado Cardenal de la Santa Iglesia, decidió llevarse al bueno de Don Francisco con él a Madrid. Se convirtió en su hombre de confianza y su secretario personal, siendo el amigo al que se le encomendaron muchos proyectos futuros: Instituto Social León XIII, Colegio Mayor Universitario Pio XII y la Fundación Pablo VI.

Tras quince años en Madrid de trabajo, de estudio y de despachos, en Don Francisco brotó de nuevo el alma de pastor nunca olvidada, y el deseo de volver a cualquier pueblo de Málaga para refrescar la vocación sacerdotal y servir a sus amores primeros: gente, misas, confesiones, asistir a los enfermos, bendecir amores...

Mons. Ramón Buxarrais escuchó los deseos del sacerdote y Don Francisco, más por obediencia que por apetencia, fue nombrado ecónomo de Ntra. Sra. de la Encarnación el 31 de octubre de 1975 y posteriormente cura párroco.

Y Dios ha seguido escribiendo en el alma de Don Francisco su historia personal: treinta y dos años sirviendo a esta parroquia; treinta y dos años cuidando almas y acondicionando viejos templos; treinta y dos años al fuego lento de sacramentos, reuniones, encuentros y creando lazos de amistad en esta Marbella que pronto se convirtió en hogar y tarea.

Impulsor y cuidador de la delicada religiosidad popular, ha acompañado en sus quehaceres a las Cofradías y Hermandades, intentando hacer de ellas escuelas de fraternidad y formación. Especialmente importante fue el impulso decidido que dio a la devoción de nuestro Patrón, San Bernabé, siendo promotor de la actual Hermandad.

Entusiasta de las letras, dedicó muchos esfuerzos a los Colegios que la Fundación Victoria tiene en nuestro municipio. Uno de estos centros lleva orgulloso su nombre como muestra de agradecimiento y cariño de toda la Fundación.

Aún con la mente lúcida y el alma llena, conocedor del paso del tiempo, pidió a Mons. Antonio Dorado el relevo al sentir flaquear sus fuerzas. Don Francisco siguió en esta, su casa, prestando ayuda, pues como bien decía: “nunca uno se jubila de cura”.

Aunque no ha sido nunca amigo de homenajes y aplausos, recibió con mucha gratitud y emoción el merecido nombramiento de Hijo Adoptivo de Marbella y también, rodeado de los alumnos de la Fundación y del municipio, descubrió el nombre de su calle, junto al lugar donde ha vivido estos treinta y dos años de tanta entrega y frutos pastorales.

Hombre muy sociable, ha tenido muchos amigos. Su parroquia ha sido hervidero de celebraciones, sacramentos, catequistas, cofrades, fieles… cada uno puede tener su recuerdo y hoy su agradecimiento. La Iglesia de Málaga agradece profundamente su trabajo y entrega. No podemos olvidar a su hermana María Jesús: sus cuidados, sus mimos y sus desvelos. María Jesús: gracias por tu trabajo en la institución teresiana durante tantos años y por tu dedicación en la parroquia, ayudando a tu hermano y al sacerdote, como una más de las muchas mujeres que en la parroquia desempeñan tareas de evangelización y catequesis. Gracias por estos años de cuidados, por tu cariño de hermana. Junto a toda la familia y aquellos amigos más íntimos, has vivido pendientes de los últimos pequeños pasos de tu hermano.

Don Francisco Echamendi: hoy, en la fiesta de la Presentación de Jesús en el Templo, también la Iglesia de Málaga, la parroquia de la Encarnación y en ella toda Marbella, y tu familia te presenta en el templo Celeste, en la nueva Jerusalén para que recibas la ternura, la misericordia del Padre Dios, el abrazo de su Hijo Jesucristo, la serenidad del Espíritu y el beso materno de la Santísima Virgen María.

Parroquia de Ntra. Sra. de la Encarnación, Marbella, 2 de febrero de 2017
Rvdo. José López Solórzano
Arcipreste de Marbella-Estepona

 

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