NoticiaSemana Santa JUEVES SANTO. Jesús, pan nuestro Misterio de la Sagrada Cena. Parroquia de los Santos Mártires Ciriaco y Paula. S. FENOSA Publicado: 30/03/2015: 14380 por Rosario Marín Malavé «Estábamos cenando, se levantó y se quitó el manto, tomó una toalla y agua para lavarnos los pies como hacen los esclavos en las casas de los señores…». Los once contaron una y otra vez cómo vivieron con Jesús la última cena pascual; no olvidaron ni un detalle, ni un gesto del Maestro, y la memoria de aquella noche de entrega, que nosotros revivimos en cada Eucaristía, es como un caudal enorme, imparable, que sigue dándonos vida. Incluyendo su mandato pronunciado con la autoridad del amor: «Os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis». Quitarse el manto y lavar los pies de sus amigos fue un gesto de servicio y humildad que cuesta entender desde la búsqueda de estatus. Pero servir, acompañar, cuidar, aguantar, estar disponibles para los demás quitándonos el manto, son gestos que estamos llamados a repetir como signo de nuestra vida cristiana. «En esto conocerán que sois mis discípulos: en que os amáis los unos a los otros». Para que podamos amar así, siguiendo su ejemplo, para que nuestra vida prolongue de alguna forma aquella cena, Jesús mismo se hace sustento comestible, al alcance de nuestra pobreza. Se entrega por nosotros y permanece con nosotros como “pan nuestro de cada día”. Teresa de Jesús tenía en la Eucaristía su fuerza y su refugio, el lugar privilegiado para tratar con el Amigo, orientar su acción fundadora, recibir consuelo, repostar energía… sentirse movida a amarle más, con enorme gratitud: «¡Que queráis vos, Señor, estar así con nosotros y estáis en el Sacramento…, y si no es por nuestra culpa nos podemos gozar con Vos, y que Vos os holgáis con nosotros, pues decís ser vuestro deleite estar con los hijos de los hombres!»