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30 días para "armar" el belén

Publicado: 13/01/2014: 10535

Esta revista se dirige al pueblo de mayor altitud de la provincia de Málaga. Es decir, Alfarnate. Se puede visitar este pueblo por muchos motivos, pero lo que nos trae aquí, el día del bautismo del Señor, es admirar un belén que, según los vecinos, es precioso y se lleva construyendo desde hace muchos años. La responsable de esta obra es una señora de 80 años que responde al nombre de Paquita. Paquita confiesa que tarda un mes para montar un belén que todos los vecinos de su pueblo admiran.

Francisca Luque vive en una coqueta casa cercana a la iglesia. «Soy católica desde chiquitita, desde que mi madre me lo inculcó», comenta Paquita, para no dejar lugar a dudas. El párroco de la localidad, Antonio Jesús Jiménez Sánchez, conoce a Paquita desde hace cuatro años y no tarda en manifestar su cariño hacia ella: «Ella es mis pies y mis manos». De hecho, «Paquita es el denominador común de la iglesiade Alfarnate. Todos los párrocos anteriores, como D. José Jaime o D. Ernesto, incluido yo, que soy el actual, hemos contado con su colaboración desinteresada».

La iglesia de Santa Ana, edificada en el siglo XVI, alberga el nacimiento del que hacen vídeos los vecinos y que ha sido visitado por personas de Madrid o Barcelona. Aunque en 2010 bien pudo acabarse la tradición y las visitas desde tierras lejanas, porque Paquita, consciente de su edad, había decidido no montar el belén otro año más. Antonio comenta al respecto que «me dijeron, cuando llegué, que era el último año que ella ponía el nacimiento y yo le dije que nunca lo había visto y que lo pusiera, y ella lo montó». Pasados tres años, Paquita continúa con su costumbre navideña en este pequeño pueblo de la Axarquía gracias al aliento de su párroco.

Cuando se avanza por la nave central de la iglesia, se descubre el nacimiento en una de sus naves laterales. Es de un tamaño considerable, unos cinco metros de largo por tres de ancho. Está hecho a escala, de tal forma que el misterio queda arriba, en el centro, y luego el conjunto desciende hasta la zona de los huertos. Paquita ha cuidado todos los detalles, entre ellos, una matanza ejemplarmente caracterizada o castañas asadas y frutas de la zona. Son numerosos los detalles del nacimiento que han sido estudiados con mucho cariño. Antonio relata, de nuevo, un ejemplo de ello: «Ellas guardan el musgo de un año a otro. Un mes antes de montar el nacimiento lo van sacando y se llevan el musgo a sus patios para que, con la humedad y la lluvia, vuelvan a estar óptimos para utilizarlos de nuevo».

En la zona del río, que ofrece una corriente de agua que va a desembocar a un estanque, o en la zona de los huertos, se aprecia el especial verdor que los domina. En los márgenes del río, Paquita ha dispuesto diversas hierbas que han supuesto un gran esfuerzo para ella, ya que «tiene las manos llenas de tiritas y de esparadrapos. Se pincha cogiendo las hierbas que utiliza para el Nacimiento», cuenta Antonio. La montaña que rodea el nacimiento, perfectamente ejecutada en sus aristas y colores, tiene una altura de 3 metros o más y eso alerta del verdadero peligro que corre Paquita, a sus 80 años, subida en las escaleras. Todo el conjunto es hermoso y detallado, corroborando lo que los vecinos contaban después de ver la obra de Paquita. El especial cariño puesto en el nacimiento se refleja en los 30 días que han sido necesarios para su construcción. Paquita da a esta revista la clave de la belleza de su obra y del porqué de tanto esfuerzo: «Intentamos hacerlo lo mejor posible para el que se lo merece todo»

Autor: Francisco J. Pérez Jaén @fjjaen

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