«Cuando nací tenía 11 abuelos en total, contando con los bisabuelos y la tatarabuela, eso significa que para 11 personas fui la más guapa, la más lista, la más graciosa… Yo era perfecta en todos los sentidos para 11 personas.

Dicen que un abuelo es un tesoro, ¿o eso era con los amigos? La cuestión es que yo tenía 11 tesoros, llenitos de monedas y piedras preciosas, era un privilegio ya que, lo que no me daba uno, me lo daba otro, y así once veces ¡¡ONCE!!, se dice pronto.

Siempre agradeceré ese tiempo en el que los tuve a todos, después tuve diez, y nueve, y ocho, y siete… y así hasta llegar a cinco, que son los que tengo ahora, porque de todos he sacado algo, no sólo el parecido que me encuentra la vecina de mi bisabuela cuando me la cruzo por el bloque y me dice: "tú te pareces a tu abuela, o, ¿te acuerdas de mí? Yo cogí a tu padre en brazos cuando era un bebé, te pareces mucho a él. Esas situaciones son las peores, porque nunca me acuerdo de quién es (sonríe).

Volviendo al tema, yo me he llevado muchas cosas de todos, divertidas y tristes, pero todo lo que me han enseñado, por muy triste que fuera, es bonito, porque los abuelos no son eternos, y tener un recuerdo de ellos, de algo que hacíais juntos, o de algo que te enseñó, los trae de vuelta a la vida. En un día tan especial como este, os animo a que vayáis a comer con vuestros abuelos y, si no están, los recordéis con mucho cariño, porque un abuelo es un tesoro».