La decisión es de Dios. La iniciativa de Dios. La propuesta también. Jesús de Nazaret elige a los que les parece bien. Lo hace desde el monte. Desde uno de los lugares privilegiado en lo que Dios se hace presente. Ser discípulo de Jesús no es iniciativa propia, sino divina. Consecuentemente supone una actitud muy diferente a si fuese nuestra la decisión de seguir al Señor. Acercarse a él, conocerle, tratarle ofrece la oportunidad de compartir la misión. Una misión marcada por la misericordia.  or la posibilidad de hacer presente el Reino de Dios en la vida. Con nombres y apellidos. Como los elegidos. Como los llamados.