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Visita pastoral a la parroquia de la Sagrada Familia (Málaga)

Fiesta de la Sagrada Familia en la parroquia malagueña del mismo nombre
Publicado: 21/05/2016: 3557

Homilía pronunciada por el Obispo de Málaga D. Jesús Catalá en la Visita pastoral a la parroquia de la Sagrada Familia (Málaga) el 21 de mayo de 2016.

VISITA PASTORAL
A LA PARROQUIA DE LA SAGRADA FAMILIA
(Málaga, 21 mayo 2016)


Lecturas: Pr 8,22-31; Sal 8,4-9; Rm 5,1-5; Jn 16,12-15.
(Fiesta de la Santísima Trinidad. Jornada pro Orantibus)

1.- Celebramos hoy la fiesta litúrgica de la Santísima Trinidad, que vive desde toda la eternidad, antes de los siglos, y goza en sus relaciones de paternidad y filiación en el mismo y único Amor.
El misterio de la Trinidad no es una invención teológica, sino la revelación divina, que Jesús nos ha manifestado con su propia identidad en relación con Dios Padre y el Espíritu Santo: «A Dios nadie lo ha visto jamás, el Hijo, que está en el seno del Padre, nos lo ha dado a conocer» (Jn 1, 18). Según los evangelios, Jesús mantiene una relación especial con su Padre-Dios, del cual es Hijo amado (cf. Mt 3,17); y promete el envío del Espíritu Santo. Dios-Padre unge a su Hijo; Jesús, el Hijo, es el Mesías (ungido); y el Espíritu Santo es la “unción”.
Las tres personas de la Trinidad actúan y realizan nuestra salvación. El Padre nos ha reconciliado por medio de su Hijo Jesucristo y ha derramado en nuestros corazones el Espíritu Santo, que clama “Abbá”: «Cuantos se dejan llevar por el Espíritu de Dios, esos son hijos de Dios. Pues no habéis recibido un espíritu de esclavitud, para recaer en el temor, sino que habéis recibido un Espíritu de hijos de adopción, en el que clamamos: «¡Abba, Padre!» (Rm 8,14-15).
Las tres personas se aman y están unidas de tal como que son un solo Dios. Este es un ejemplo de comunión para la familia, para la parroquia, para la Iglesia y para toda la humanidad. El modelo de la Santísima Trinidad es el mejor que podemos tener. Deberíamos comportarnos, amarnos, conocernos, vivir como lo hacen las tres Personas de la Trinidad.

2.- El Dios-Trino, en éxtasis de amor, creó el universo de la nada e hizo al ser humano a su imagen y semejanza (cf. Gn 1,26). Crear no es fabricar; el ser humano construye o fabrica cosas a partir de otros elementos ya existentes. Dios crea de la nada el universo.
    Por gracia hemos sido hechos a imagen y semejanza de Dios (cf. Gn 1,17), redimidos de Jesucristo y ungidos por el Espíritu. Somos hijos adoptivos de Dios (cf. Jn 1,12; Rm 8,14-17; Gal 3,26; Flp 2,15), hermanos y coherederos en Jesucristo (cf. Rm 8,17) y templos del Espíritu Santo (cf. 1 Co 6,19).
Respecto a Dios-Padre somos “hijos”, aunque de modo muy diverso a Jesús; respecto a Jesucristo, el Hijo de Dios, somos “hermanos”; y respecto al Espíritu Santo somos “templos”.
Gracias al Espíritu podemos gozar de la vida divina: «El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que se nos ha dado» (Rm 5,5).
El misterio de la Trinidad es la cumbre de la revelación cristiana. Jesús nos prometió que el Espíritu nos guiará hasta la verdad plena (cf. Jn 16,12-15), a la revelación máxima de Dios. Nos dice en el evangelio de hoy: «Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena» (Jn 16,12-13).
En esta fiesta damos gracias a la Santísima Trinidad por habernos hecho partícipes de su vida divina y nos permite amarla y adorarla. Hemos conocido al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo (cf. 2 Co 1,3).
Al final de los tiempos todas las religiones confluirán en Jesucristo. No todas las religiones son iguales, ni salvan al hombre. Otras religiones pueden tener “semillas” (cf. Concilio Vaticano II, Ad gentes, 11), pero la salvación viene solo por Jesucristo, que es el único Mediador.

3.- Celebramos también hoy en España la Jornada “Pro Orantibus” de la vida contemplativa, recordando y rezando especialmente por quienes viven en los monasterios. Ellos dedican su vida a la contemplación, escondidos con Cristo en Dios en la vida monacal; y con ello nos dicen que lo más importante es Dios. Como dice santa Teresa de Ávila: “Solo Dios basta”. Todo lo que tenemos en este mundo no podemos llevarlo a la otra vida. Los monjes nos ayudan a poner a Dios en el centro de nuestra vida. Ellos mantienen la adoración que merece el misterio Trinitario.
Ellos necesitan también nuestra oración y nuestra ayuda. A ellos acudimos tantas veces para solicitar sus oraciones en la necesidad. Hoy debemos manifestar nuestro aprecio y la valoración de su vida.
    Es un día para que valoremos y agradezcamos la vida de los monjes y monjas, que se consagran enteramente a Dios por la oración, el trabajo, la penitencia y el silencio. Toda la Iglesia debe orar al Señor por esta vocación tan especial y necesaria, despertando el interés vocacional por la vida consagrada contemplativa.
    El lema de la Jornada de este año es: «Contemplad el Rostro de la misericordia», que está en sintonía con el Año Santo de la Misericordia, convocado por el papa Francisco.
 
4.- La visita pastoral es un momento de gracia, de encuentro con el pastor de la Diócesis, de reflexión mutua, de revisión de nuestra vida de fe y de conversión.
    Junto con vuestro párroco debéis revisar cómo funciona la parroquia y realizar los cambios que sean pertinentes. Cada parroquia tiene su ritmo propio de crecimiento.
    Deseo felicitaros por la andadura que habéis recorrido desde la creación de esta parroquia.
Hacemos a continuación la profesión de fe en la Santísima Trinidad.
    Pedimos a la Santísima Virgen María, bajo la advocación de Nuestra Señora de los Dolores, que nos acompañe y nos ayude a vivir con alegría nuestra condición de hijos de Dios, de hermanos en Jesucristo y de templos del Espíritu Santo. Amén.

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