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Confirmaciones en la parroquia de Santa María de los Remedios (Estepona)

Publicado: 16/06/2012: 493

Homilía pronunciada por el Obispo de Málaga, D. Jesús Catalá, en las confirmaciones celebradas en la parroquia de Santa María de los Remedios (Estepona) el 16 de junio de 2012.

CONFIRMACIONES EN LA PARROQUIA

DE SANTA MARÍA DE LOS REMEDIOS

(Estepona, 16 junio 2012)

Lecturas: 1 Re 19, 19-21; Sal 15; Lc 2, 41-51.

(Fiesta del Inmaculado Corazón de María)

1.- Esta parroquia que está dedicada a Santa María de los Remedios, hoy en la fiesta en la fiesta del Corazón de María, que va unida a la Solemnidad del Corazón de Jesús y en el marco de las confirmaciones, podemos meditar sobre el hecho de que Dios-Padre ha manifestado a los hombres su gran amor a través de un corazón humano. Dios se ha revelado a través de un hombre, Jesús, su hijo.

Tenemos acceso a Dios a través de un corazón humano, a través de una persona. Ese corazón humano de Jesús, que es también de naturaleza divina, es un manantial de vida. Ese corazón de Jesús, del que brota sangre y agua después de ser traspasado en la cruz por una lanza, lo dio todo por nosotros. Si nos acercamos a ese corazón, si entramos en él, podemos entrar en sintonía con la persona de Jesús.

2.- Deseamos tener un corazón que ama como Él, un corazón que perdona, como Él, un corazón al que le duelen las miserias del hombre, un corazón compasivo con el pecador, un corazón abierto a las necesidades de los demás. Si nosotros pudiéramos estar en sintonía con el corazón de Cristo, ¡cómo cambiaría nuestra sociedad!, ¡cómo cambiaría el mundo!

El corazón de Jesús es un corazón de varón y el de María es un corazón de mujer: delicado, fino, atento a las necesidades como los ojos de una madre. Ese corazón de María ha sabido estar en plena sintonía con el corazón de Cristo. ¡Ojalá nosotros, pudiéramos sintonizar con uno y con otro!

3.- En el año 1942 el papa Pío XII consagró el mundo al Inmaculado Corazón de María. Esto viene dado por hechos históricos anteriores desde finales del siglo XIX, exactamente desde el año 1899, en el que el papa León XIII consagró, también, el mundo al Corazón de Jesús. A partir de estos dos hechos existen después una serie de acontecimientos en los que nosotros rememoramos dichas efemérides.

¿Por qué consagrar el mundo al Corazón de Cristo o al Corazón de María? No es un simple gesto de piedad. Quiere decir mucho. Quiere expresar que el mundo, en sintonía con ambos corazones, podría ser distinto, las relaciones interpersonales cambiarían totalmente.

Después, diversos papas (Pablo VI, Juan Pablo II) han ido, en distintos momentos, rememorando esta fiesta del Corazón de María y del Corazón de Cristo ayudándonos a captar la riqueza de su significado.

Decía el papa Juan Pablo II: «Consagrar al mundo el Corazón Inmaculado de María significa acercarse, mediante la intercesión de la Madre, a la misma Fuente de la Vida, que brota en el Gólgota. Esta Fuente ininterrumpidamente brota con la gracia y la Redención. Continuamente se realiza en ella reparación de los pecados del mundo. Incesantemente es Fuente de vida nueva y de santidad. Consagrar el mundo al Inmaculado Corazón de la Madre, significa retornar a la Cruz del Hijo. Más aún, eso quiere decir consagrar este mundo al Corazón herido de la Redención. La Redención es siempre más grande que el pecado del hombre o que el “pecado del mundo”. El poder de la Redención supera infinitamente toda la gama del mal que hay en el hombre y en el mundo» (Juan Pablo II, Homilía en Fátima, 13 de mayo de 1982).

            Nadie, que se encuentre en la situación que se encuentre, viva alejado de Dios o cargue con el pecado más horrible que pueda cometer; nadie desconfíe nunca de la misericordia infinita del Señor. El corazón de la madre es consciente de todo esto y ella, la virgen, Ntra. Sra. de los Remedios, vuestra titular, nos llama a la conversión.

4.- Y todo esto, ¿qué tiene que ver con la confirmación de esta tarde? «Consagrarse a María significa dejarse ayudar por ella a ofrecer la humanidad y a nosotros mismos a “Aquel que es Santo”, infinitamente Santo. Dejarnos ayudar por ella –recurriendo a su corazón de Madre, abierto al pie de la Cruz al amor hacia todo hombre, hacia el mundo entero- para ofrecer al mundo, al hombre, a la humanidad y a todas las naciones a Aquel que es infinitamente Santo» (Juan Pablo II, Homilía en Fátima, 13 de mayo de 1982).

Los padres tenéis la experiencia de estar pendientes de todo lo que necesitan vuestros hijos: de la limpieza, del vestido, de la comida, del dormir, de la enfermedad… Especialmente, vosotras las madres, miráis a vuestro hijo a los ojos y sabéis que no está bien. Pregunta la madre: ¿Qué te pasa hijo mío? Y responde el hijo: ¡Nada mamá! Algo te pasa, dime qué es, replica la madre. Esa es nuestra Madre, ese es el Corazón de María con cada uno de nosotros, con cada hijo.

¿Qué ocurre cuando el hijo o la hija va creciendo? ¿Qué hacéis los jóvenes cuando vuestra madre os sigue tratando como casi a niños? (Respuesta de un confirmando: le pedimos que nos deje). ¡Déjame mamá, que ya soy mayor! Pero el corazón de vuestra madre no ceja en su empeño, porque, aunque tuvierais 90 años seguiríais siendo sus niños.

Y, ¿qué le pasa a la Virgen cuando nos alejamos de Cristo y buscamos la felicidad por derroteros que no son los adecuados, ofendiendo a nuestro hermano o a Dios? Es entonces cuando el Corazón de la Madre sigue tras nosotros invitándonos a la conversión. Esa es nuestra más importante seguridad.

5.- ¿Qué significa el don del Espíritu Santo que hoy vais a recibir los confirmandos? Pues se trata del mismo don que la Virgen recibió y con el que quedó llena de Gracia, sin pecado, Inmaculada. El mismo don que la dejó fecunda de la presencia de Cristo en su seno. Ese mismo don, hoy, si os dejáis, también os puede trasformar.

            En el libro Primero de los Reyes, que hemos escuchado como primera lectura, aparece el profeta Elías quien, cogiendo su manto, se acerca a Eliseo, un labrador que estaba labrando con doce yuntas de bueyes, y se lo echa encima (cf. 1 Re 19, 19). Ese gesto de Elías es plenamente misionero. Es como decirle: “A partir de ahora tú te vienes conmigo, compartes mi misión y el espíritu que yo tengo de profeta se te comunica también a ti”. ¿Para qué? Para ejercer la tarea que Dios te encargue.

Esta tarde, un poco en ese estilo, el mismo Jesús os va a echar el manto, como Elías a Eliseo, simbolizando que os incorpora a su misión. Cristo es la Palabra, es la Buena Noticia, la Buena Nueva, y Él quiere compartir con vosotros esa verdad apostólica. El Señor quiere convertiros esta tarde en auténticos apóstoles, en testigos suyos, como hizo con sus discípulos. Él, hoy os va a llenar con el don del Espíritu Santo que, si lo dejáis, transformará vuestro interior.

6.- Siguiendo con el tema del corazón, podemos afirmar que hay corazones duros como la piedra. Ezequiel decía que el Espíritu del Señor era capaz de cambiar un corazón de piedra en un corazón de carne (cf. Ez 11,19), un corazón insensible en un corazón que ama, un corazón cerrado en sí mismo por el egoísmo en un corazón abierto a los demás.

Esta tarde el Señor quiere trasformar el vuestro. Cada uno sabe cómo lo tiene, cómo se encuentra en este momento, de qué está lleno y qué reina por su ausencia. Sabéis de vuestros egoísmos y de vuestras generosidades, de vuestras buenas otras y de otras no tan compasivas, de vuestras cerrazones y aperturas.

Pues, ¡atreveros a abrir el corazón esta tarde y dejad que el Señor os lo trasforme!, ¡no tengáis miedo! Dejad que sea capaz de llorar por compasión, dejad que sea capaz de sangrar por misericordia, dejad que sea capaz de cantar de alegría al descubrirse hijo de Dios. No endurezcáis vuestro corazón; si hoy escucháis la voz del Señor no endurezcáis vuestro corazón (Sal 95). Hacedlo semejante al de Cristo, hacedlo semejante al Inmaculado Corazón de María.

Vamos a proseguir la celebración en esta fiesta litúrgica del Corazón Inmaculado de María, en la parroquia de los Remedios; por tanto, de la Virgen. Amén.

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