Acompañados por algunos sacerdotes mayores, entre ellos el vicario Antonio Collado, han podido disfrutar y rezar en comunidad, aprovechando las lecciones que da el “Quinto Evangelio”. Unos días muy aprovechados, en los que brilló la convivencia, el respeto y sobre todo la oración, pues se propusieron como un “retiro en marcha”, como tal han sido aprovechados al máximo.

El mar de Galilea y sus inmediaciones (monte de las Bienaventuranzas, Tabga, la “Mensa Christi”), Nazaret (donde celebramos la Eucaristía y tuvimos un largo rato de silencio para poder agradecer al Señor su Encarnación), Jerusalén, donde meditamos en con el Viacrucis y agradecimos la Resurrección, y Belén, donde entre villancicos y cantos de Gloria recordamos el nacimiento de nuestro Señor. Cada momento ha sido especial, se podía sentir la cercanía del Mesías. Pero, si tuviésemos que señalar uno sólo de los actos, destacaríamos la hora santa ante el Santísimo en la Basílica de las Naciones, en Getsemaní. Una larga hora en silencio, roto por algunos cantos, que sin duda nos animó a decir: Padre, que se haga tu voluntad, y no la nuestra.