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Entrevista a Hermán Marcel Lunar

Publicado: 07/06/2010: 1381

Alguno de los mejores recuerdos  y anécdotas de tus años en el Seminario.
–Cuando me vine de Venezuela pensé que dejaba casa, familia, amigos, profesión… Sin embargo, aquí en Málaga, me he encontrado muy querido por la gente. En nuestro Seminario he encontrado una casa y unos compañeros que me han considerado su hermano, incluso por parte de sus padres, que me han hecho sentir uno entre ellos. En los sitios de pastoral, muchos amigos, atentos y serviciales; tengo que hacer mención especial a la parroquia de la Divina Pastora, que me ha acogido como a un capuchinero” más. Y, cómo no, el Seminario Menor, experiencia gratificante, ardua, con mucho para trabajar y compartir con “mis hijos”.


–¿Qué es lo que más te ha costado de estos años?
–Por supuesto, la lejanía de los míos en los momentos claves del Seminario o para compartir mis vivencias aquí en Málaga, pero  ya he dicho que cariño no me ha faltado. Lo que sí me ha costado y me cuesta es levantarme temprano, en el invierno, para ir a la Capilla a rezar laudes.


Con todo lo que se está publicando en estos días sobre los sacerdotes, ¿qué expectativas tienes ante la misión que se te ha encomendado?
–“El testimonio suscita vocaciones”, dice el Papa Benedicto XVI. Y es cierto, además de las vivencias de fe en casa y la parroquia, el testimonio de los sacerdotes que he conocido ha sido ánimo para mi vocación. Creo que ése es nuestro gran reto: seguir dando un buen testimonio del seguimiento de Cristo.


–En unos días vivirás en una parroquia, ¿cómo se te dan las tareas prácticas del día a día (la comida, la ropa, la limpieza, etc.)?
–Gracias a Dios, por lo menos, unas “arepas” rellenas con “perico” as sé hacer, (risas) (una masa de maíz con huevos revueltos).

Autor: diocesismalaga.es

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