NoticiaParroquias Alcaucín se vuelca con el sacerdote Manuel Bermúdez Publicado: 16/04/2016: 13955 Alcaucín, Viñuela y Trapiche vieron llegar a Manuel Bermúdez como párroco en 1991, cuando fue ordenado sacerdote y, desde entonces han compartido con él su vida. En la actualidad, por problemas de salud, el sacerdote está viviendo en el Buen Samaritano, pero hace unos días, lo recibieron de nuevo en el pueblo de Alcaucín, para agradecerle todo lo que ha vivido con ellos. «Hoy está siendo un día grande para Manolo Bermúdez», afirmaba Patricio Fuentes, director del Buen Samaritano, «ha sido y es cura, de Alcaucín, pero su enfermedad le ha obligado a tener que dejar de ser el párroco, donde tanto bien ha hecho y ahora vive con nosotros, en la Residencia el Buen Samaritano. Tenemos la suerte de que viva con nosotros», explicaba. Pilar García, una de las trabajadoras que acompañó al sacerdote, explica así la llegada a Alcaucín: «a las 11,30 horas, todo el pueblo, con pancartas, esperaba a Manolo en la puerta de la iglesia. Entre abrazos, besos, lágrimas y risas, consiguió Manolo entrar en la iglesia. El cura del pueblo abrió el acto dando las gracias a todos y dedicando a su compañero sacerdote unas palabras muy emotivas. También hablaron el cura de Vélez y la concejala de cultura, quienes alabaron el buen hacer de Manolo durante más de 20 años. Incluso un profesor del pueblo explicó momentos de la vida de Manolo y situaciones complejas en las que Bermúdez, haciendo uso de su grandeza de corazón y de su inteligencia, salía airoso». Maribel Navarro, otra de las trabajadoras de la Residencia Buen Samaritano, destaca que «fue un momento muy emotivo tanto para Manolo como para todos los que acompañamos la excursión. Cuando hablamos con las familias de los residentes, les explicamos que el cariño que les damos en la residencia es muy particular, pero el cariño propio de la familia y de su gente es irrepetible y no lo podemos reemplazar. Por eso insistimos tantísimo en que las visitas y las llamadas sean lo más frecuentes posibles, porque para los residentes son muy importantes». Para Manolo y el resto de residentes, el baño de cariño de ese día fue precioso, afirma Navarro, «fueron muchísimas las experiencias y vivencias que salieron a la luz ese día. Había gente de todas las edades: niños, jóvenes, adultos y ancianos, el maestro, el cartero, el tendero, los concejales… fue muy bonito y se dijeron palabras muy lindas sobre Manolo, sacerdote al que se le nota que tiene algo especial. Destaca por su sencillez y por la humildad con la que ha vivido y con la que sigue viviendo en el Buen samaritano. Para el resto de residentes, el día fue también muy especial, pues no suelen salir de la residencia, pero ese día, con muchísimo gusto, fueron a compartir con su compañero de vida esa alegría tan grande. En todas las experiencias de vida aprendemos unos de otros y compartir la vida es lo que nos hace a las personas ser más hermanos y más humanos».