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"Educar es algo más que enseñar", por P. Laureano Manrique

Publicado: 08/01/2013: 1873

Yo planté, Apolo regó, mas fue Dios quien dio el crecimiento (1Cor 3,6). Compendio y aviso para todo educador. 

Se trata de estar abierto a Dios, haciéndole atractivo y atrayente al hombre secularizado actual. Uno planta y riega la Palabra de Dios en el corazón aún incontaminado de los niños, con la esperanza cierta de que los dones de Dios sean luz en los caminos de la vida. 

Con paciencia, perseverancia, y mucho amor, hay que seguir sembrando y regando, a veces contra toda esperanza, porque es Dios quien sostiene la fragilidad de nuestra palabra. Y esta fragilidad y fugacidad de nuestra palabra, un día ves que ha prendido en el alma de alguno de “tus hijos”, digo, de “tus alumnos”. Como sucede hoy con Alberto Castro Tirado. Uno ya abuelo, empieza a gozar de tanta semilla florecida en tantos “hijos” como Dios me puso en el camino, acompañándoles, desde niños, hasta hacerles capaces de ver las más altas y radiantes estrellas. 

Es un don la vocación para la que Dios nos ha elegido: la sagrada tarea de hacer personas, de inculcar valores religiosos y morales; en una palabra, formar hombres y mujeres siempre aprendices en la escuela del gran Maestro, Jesús. Y como Dios es siempre fiel, confiar que algún día lo que sembramos con lágrimas, cosechemos entre cantares (Sal 125,5). 

Seguro que nuestro amigo Alberto tiene mucha ciencia en la cabeza, pero más sabiduría en la vida. Y “yo canto al Señor porque sigue haciendo maravillas” y porque, aun con las manos vacías, ha llenado mi corazón de “nombres”.

Autor: P. Laureano Manrique, O.S.A., fue profesor de Albe

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