NoticiaClero Ángel Santamaría: «He llegado hasta aquí por gracia y providencia de Dios» P. Ángel Santamaría Publicado: 03/05/2021: 12070 El P. Ángel Santamaría Tobar es religioso Paúl y sirve, desde hace 10 años, en la comunidad de Melilla. Nacido en Tardajos (Burgos) en 1946, el proximo 20 de junio de 2021 cumplirá 50 años de ordenación sacerdotal. Párroco de Santa María Micaela, es también capellán del Centro Penitenciario de Melilla. En ocasiones, me pesa enormemente lo que he hecho mal, los errores, las cegueras, por otra parte comprendo que son “medios” para ir madurando ¿Qué sentimientos afloran al celebrar el aniversario de tu ordenación sacerdotal? El sentimiento más intenso es una intuición, clara y misteriosa a la vez, de que estoy caminando hacia la luz. Estoy yendo de menos a más en el crecimiento espiritual, psicológico, humano. Si, en ocasiones, me pesa enormemente lo que he hecho mal, los errores, las cegueras; por otra parte, comprendo que son “medios” para ir madurando, con la madurez que solo Dios sabe hacer fecunda. Estoy donde estoy y he llegado hasta aquí por gracia y providencia de Dios. ¿Quién es para ti Jesucristo? Recorro las etapas de mi espiritualidad desde niño, joven, y adulto, hasta el presente, y doy gracias a la vida y a Dios por haberme guiado hacia la persona de Jesús de Nazaret, el de los caminos, cercano a los corazones sufrientes y abierto siempre a Dios. Jesús nos compartió lo que había de Dios en Él. Y por Él puedo llegar a conocer lo que hay de Dios en mí. ¿Estás contento con el ejercicio de tu ministerio en la diócesis de Málaga? ¿Por qué? Llevo 10 años en la diócesis de Málaga, concretamente en Melilla. He tenido la oportunidad de acercarme a espacios humanos concretos (emigrantes, cárcel, cristianos católicos melillenses, mundo musulmán) para aprender de todos ellos. ¿Contento? Dejo la respuesta en el aire. Me duele el alma ante la realidad sangrante de la emigración, le mentalidad cerrada de algunos musulmanes, el grito de los presos para salir del pozo, el desánimo de muchos católicos que no han evolucionado en la vivencia de su fe. También me asusta el miedo de los fieles, en su gran mayoría, a tener una experiencia de Dios real, profunda, misteriosa y comprometida. Experiencia que descoloca, ilumina e impulsa a vez. Anteriormente, durante 37 años, viví mi ministerio en el sur de Madagascar. ¿A quién debes tu vocación sacerdotal? No lo sé. En mi pueblo había un seminario menor de Paúles. Cuando a los 12 años mi madre me puso ente el dilema: “O trabajar la tierra como tu padre (labrador muy pobre aunque nunca pasamos hambre) con frío y cansancio o estudiar en el ‘convento’ (así llamábamos al seminario menor)”. Creo que no hace falta ser un lince para elegir el estudiar como hice yo. Pienso que la vocación nos va teniendo a medida que la formación va haciendo su camino. En definitiva puedo decir que es a Dios a quien debo mi vocación. ¿Volverías a ser sacerdote si volvieses a nacer? ¿Por qué? No lo sé. Me da un poco de reparo decir Sí, pero con condiciones. ¿Quién soy yo para poner pegas a mi trayectoria vital, humana, espiritual? Con frecuencia repaso mi pasado y en mi mente y en mi corazón se agitan sentimientos, heridas dolorosas, carencias, alegrías y servicio bien realizado a los pobres. Con las luces que tengo ahora, la serenidad y la madurez, yo cambiaría muchas cosas antes de responder sí a esta pregunta. Cambios referentes a la formación recibida, a la institución (Iglesia, Paúles), a mi propio proceso humano de crecimiento. También quiero decir que la ilusión, los deseos de crecer hacia adentro, de orar y de confiar, nunca me han abandonado. ¿Cómo has vivido sacerdotalmente estos últimos meses con la pandemia del Covid-19? Fundamentalmente con dos actitudes. Ahondar en mi vida personal, oración, lecturas, sin perder la paciencia ni la serenidad ante la situación difícil. Sostener a muchas personas en su fe y en su vida concreta, a través del acompañamiento espiritual. Una palabra o lema que resuma tu ministerio “Sabemos que todo concurre al bien de los que aman a Dios” (Rom 8, 28). En este enlace, puede verse un reportaje del programa Pueblo de Dios de RTVE que recoge el testimonio del P. Ángel durante su estancia en Madagascar.