NoticiaSacerdotes Los sacerdotes del Año de la fe Publicado: 26/06/2013: 4643 Andrés Conde, Maiquel Hernández y Juan Pablo Jiménez han sido ordenados sacerdotes por el Sr. Obispo, en la Santa Iglesia Catedral Basílica. Son los sacerdotes diocesanos del Año de la fe. En la fiesta de los apóstoles Pedro y Pablo, los diáconos Andrés, Juan Pablo y Maiquel han recibido de manos del Sr. Obispo, D. Jesús Catalá, la ordenación sacerdotal. Es un día de fiesta para toda la Diócesis de Málaga, pues cuenta con tres nuevos sacerdotes para el servicio pastoral. Son los sacerdotes ordenados en el Año de la fe y los primeros de la diócesis en el pontificado del papa Francisco. En los últimos años, la Iglesia de Málaga está viviendo un aumento en el número de ordenaciones. También se mantiene el número de jóvenes que entran en el Seminario de Málaga para comenzar su formación sacerdotal, que este año han sido cinco. En la actualidad, la Diócesis de Málaga cuenta con 331 sacerdotes y 15 diáconos permanentes. Cinco de ellos tiene menos de 30 años y 76, más de 75 años, con lo cual la edad media del clero en la diócesis es de más de 62 años. Pero el Señor sigue llamando y Andrés, Juan Pablo y Maiquel, han respondido con generosidad y alegría. Lo tienen claro, ante la pregunta de dónde está vuestra felicidad, Andrés afirma: «mi felicidad está en servir a la Iglesia de balde y con todo lo nuestro, como decía el beato don Manuel González, y ponerlo todo en manos de María, nuestra Madre»; Maiquel añade «en estar completamente enamorado de Jesucristo y de la gente» y Juan Pablo concluye «en cumplir en cada momento la voluntad del Señor, siempre con su ayuda porque yo solo no puedo. Y Él quiere que sea feliz». Andrés Conde, Ronda, 41 años «Durante el diaconado he comprobado más de cerca que Dios sigue actuando con amor gratuito» Los primeros sacerdotes de la Diócesis de Málaga durante el pontificado del papa Francisco. Andrés toma nota de «su humildad, cercanía para con los pobres, e inquietud por el triste y el enfermo» para su vida como sacerdote. El pasado octubre recibieron la ordenación como diáconos y desde entonces ha estado sirviendo en varias parroquias de la diócesis. Un tiempo en el que «he comprobado más de cerca que Dios sigue actuando con amor gratuito, y lo he comprobado más aún en los sacramentos por ejemplo el bautismo, Dios ha querido servirse de mí para hacer nuevos cristianos», afirma. Enamorado de su vocación sacerdotal, da gracias a Dios «por el clero malagueño al que me incorporo de corazón, con manos abiertas y en fraternidad » y es consciente de que el Señor le pide que «ore por mi pueblo, que sepa escuchar sus problemas y que les lleve un corazón de Buen Pastor». Maiquel Hernández, Deifontes, (Granada) 32 años «Quiero oler siempre a oveja, como nos decía el Papa» Las palabras del papa Francisco en la Misa Crismal resuenan cada día en la cabeza de Maiquel: «como sacerdote, pido al Señor que siempre lleve olor a oveja. Si esto es así, es señal de que soy buen pastor que vivo y velo por mi rebaño. Eso es lo que quiero: oler siempre a oveja». En este tiempo de diaconado ha vivido un poco de lo que será su vida a partir de la semana que viene: «ha sido un tiempo de gracia, donde he afianzado más mi relación con Dios y mi gran compromiso de llevar el Evangelio a los hombres y mujeres de este mundo. Este etapa me ha dado más fuerza para ser sacerdote y dar mi vida por los demás». Maiquel lo tiene claro: «quiero dar mi vida y todo mi tiempo allá en la parroquia donde el Señor me quiera llevar. Quiero ser un cura de la gente, amar a la gente, vivir con la gente, escuchar a la gente, sufrir y disfrutar con la gente... E incluso dar mi vida si fuese necesario, por la gente que el Señor me encomiende! Juan Pablo Jiménez, Comitán (México), 25 años «Soy un joven cura mexicano con muchas ganas de trabajar por la diócesis» Juan Pablo será ordenado sacerdote en la fiesta de san Pablo, uno de sus nombres, al que ve como «ejemplo de santidad, de trabajo infatigable por el Señor y de un no rotundo a la mediocridad». Este tiempo de diaconado ha sido para él «un tiempo extraño por las nuevas experiencias vividas: el primer bautizo, la primera boda, situaciones personales… Pero siempre he intentado llevar a cabo, de la mejor manera que he podido, este ministerio de servicio que se me ha confiado». Ya es parte del clero malagueño, «un joven mexicano con muchas ganas de trabajar por la diócesis junto con otros muchos curas que ya estaban ahí antes que yo. A las parroquias a las que llegue aportaré lo mismo: No soy ni el primero ni el último cura que llegará a esos pueblos, continuaré mostrándoles el camino para llegar a Cristo, los querré como Él los quiere y lo más importante, se lo haré saber». Autor: Encarni Llamas Fortes