NoticiaColaboración La revolución de la ternura Publicado: 28/12/2013: 12111 El papa Francisco nos ha hecho un valioso regalo de Navidad: su documento programático titulado "La alegría del Evangelio". Supone, en muchos aspectos, una revolución copernicana para la Iglesia. De tal manera, que los grupos eclesiales más conservadores lo han visto con suspicacia y con recelo. Un periódico italiano, “Il Foglio”, escribía hace poco: “Este papa no nos gusta, está cambiando la religión. No toleramos sus palabras: “Yo creo en Dios, no en un Dios católico”. La exhortación papal analiza los problemas de la sociedad actual y de la Iglesia católica. Señala unas lúcidas pistas para ir haciendo presente un mundo más justo y fraterno, combatiendo –señala Francisco- la “cultura del descarte”, esto es, de la marginación y de la exclusión. Pretende, al mismo tiempo el impulsar una Iglesia de la misericordia y de la compasión, más de acuerdo con el camino abierto por Jesús. Nosotros, los hispano hablantes, estamos de enhorabuena pues ha sido la primera vez en 2000 años de historia, en que un papa escribe directamente un documento en castellano, (con algún que otro modismo argentino). Francisco anima a todos, obispos y laicos, para que “apliquen con generosidad y valentía las orientaciones de este documento sin prohibiciones ni miedos” (nº 33). Porque este documento pretende “indicar caminos para la marcha de la Iglesia en los próximos años” (nº 1). En este escrito Francisco nos dice que el hecho de que el Hijo de Dios se hace carne en cada Navidad, nos invita a todos a participar en “la revolución de la ternura”, una expresión inédita en el lenguaje pontificio. Les trascribo varias frases textuales de las sugerentes palabras de Francisco en el nº 87 y 88 del documento que comentamos: “Hoy, que las redes y los instrumentos de la comunicación humana han alcanzado desarrollos inauditos, sentimos la necesidad de transmitir la mística del vivir juntos, de mezclarnos, de encontrarnos, de tomarnos de los brazos, de apoyarnos, de participar en esa marea algo caótica que puede convertirse en una verdadera experiencia de fraternidad, en una caravana solidaria…Salir de si mismo y unirse a otros hace bien….No tratemos de escapar de los demás hacia la privacidad cómoda… No olvidemos la dimensión social del Evangelio…El Evangelio nos invita siempre a correr el riesgo de encontrarnos siempre con el rostro del otro, con su presencia física que interpela, con su dolor y sus reclamos…, con la alegría que contagia un constante cuerpo a cuerpo…, a la reconciliación con la carne de los otros. El Hijo de Dios, en su encarnación, nos invita a la revolución de la ternura”. Sin duda que hace un siglo estas palabras habrían sido calificadas, por los cancerberos o guardianes severos de la ortodoxia vaticana, si no como heréticas, al menos como “piis auribus male sonanti”, (escandalosas para unos oídos piadosos). Pero, gracias a Dios y a Francisco, las cosas van cambiando. ¡Qué buen programa para estas navidades y para el año que vamos a estrenar! Les deseo a todos una feliz Navidad, en la que tomemos impulsos para hacer más presente en nuestros ambientes “la revolución de la ternura”. Autor: José Sánchez Luque, sacerdote