NoticiaOpinión Derechos de amor Publicado: 21/04/2023: 9239 El Alféizar En las relaciones de amistad hay un tipo de comunicación personal que mucha gente no entiende: o porque no lo han vivido o no lo han sabido vivir; o porque no lo han conocido o no están abiertos a esa experiencia que exige alto grado de madurez y respeto. De hecho, hay personas que llegan al punto de creer que es imposible amistad sincera y duradera entre personas que se quieren, atraen y gustan; entre personas cómplices, cariñosas y leales; entre personas con los mismos gustos, la misma forma de divertirse y de pensar. O complementaria, que es más entretenido, divertido y enriquecedor. Piensan que tarde o temprano esa amistad se convierte en interesada. Sin embargo, a poco que se conozca la vida, descubrimos cómo se puede y afirmaría que se debe establecer relaciones con amigos y amigas con profunda madurez sin tener que recurrir al refrán «entre santo y santa pared de cal y canto». En esto de la amistad hay derecho de amor. Me explico. La amistad y el amor pueden caminar juntos, como derecho vital. En la relación que se establece entre amigos y amigas puede llegarse al punto de gran complicidad hasta el punto de llegar a entenderse con la mirada o el corazón; hablamos de personas del «club del vermú»: si tú le dices ven, lo deja todo. Cuando te enfrentas a una amistad verdadera puede alcanzarse tal conexión que hablemos de relaciones que la mayor parte de la gente no llega a comprender; porque la amistad es una forma de amar muy libre. Ser amigos del alma es reconocerse amigos sinceros y leales donde cada uno sabe qué necesita el otro, cómo apoyarse o cómo pedir ayuda en momentos determinados. No se necesita nada más. O quizá sí: silencio cómplice y respeto. Y chimpún. Artículo publicado en la sección OPINIÓN del Diario SUR