El Obispo ha recordado la historia de la hermandad de la Crucifixión y también de la imagen, cuya contemplación, ha afirmado «nos lleva a la escena evangélica de la crucifixión del Señor en el monte Calvario». Tras invitar a los fieles a contemplarlo, ha añadido «aquí lo contemplamos crucificado con los ojos abiertos; no está aún muerto. En ese momento es cuando Jesús le regala a Juan como madre a María y a él como hijo. Jesús nos mira desde la cruz y nos ofrece a su Madre como madre nuestra».

El Obispo ha querido lanzar a los congregados la pregunta «¿qué significa en nuestra vida diaria la Persona de Jesucristo y su mensaje?» para reflexionar con ellos sobre las implicaciones del seguimiento de Jesús, un seguimiento "exigente" pero que reporta una gran ganancia. «Por muy mal que uno esté, por muy enfermo que uno se encuentre, por mucha gravedad que le lleve a la muerte, Cristo da sentido a la vida. ¡No desaprovechemos el gran regalo de ser amados por Dios y por la Virgen!» ha dicho D. Jesús Catalá.

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