NoticiaSacramentos La primera comunión, no la última Publicado: 20/05/2019: 22054 Cada año se ponen en marcha los grupos de perseverancia en las parroquias de la diócesis. Analizamos esta etapa de la iniciación cristiana con el nuevo delegado de Catequesis, José Manuel Llamas. «La Primera Comunión es ante todo una fiesta en la que celebramos que Jesús quiso quedarse siempre a nuestro lado y que nunca se separará de nosotros», les decía el papa Francisco a 245 niños que recibieron la Primera Comunión el pasado 6 de mayo en Rakovsky, durante su viaje apostólico a Bulgaria (en la foto, momento en que da la comunión a una de ellos). Y proseguía, «deseo animaros a rezar siempre con el entusiasmo y la alegría que tenéis hoy. Recordad que este es el sacramento de la primera comunión y no de la última, acordaos de que Jesús os espera siempre». «Os deseo que hoy sea el inicio de muchas comuniones, para que vuestro corazón esté siempre como hoy, en clima de fiesta, gratitud», dijo el papa Francisco a los niños a quienes dio la primera comunión en su reciente viaje a Bulgaria. ¿Cómo se organiza diócesis de Málaga? El delegado de Catequesis, José Manuel Llamas, nos lo explica. Mayo es el mes en el que se celebra el mayor número de primeras comuniones en las parroquias pero, ¿se puede recibir este sacramento de la Iniciación Cristiana en otro momento del año? Por supuesto que sí. De hecho, nuestro Obispo, D. Jesús, es partidario de que se reciba la Eucaristía en cualquier momento del periodo catequístico, en base al criterio de crecimiento en el proceso de maduración y de vivencia de la vida cristiana de cada niño o niña, como se puede leer en la Carta Pastoral Renovar la Catequesis de Infancia, números 25 y 35. Sin embargo, supongo que debido a que en este documento no hay criterios objetivos y concretos que puedan servir a los sacerdotes y catequistas para decidir cuándo cada niño está preparado o no, exceptuando los casos claros de familias que forman parte de la comunidad parroquial en el día a día, los sacerdotes hemos optado, en general (yo entre ellos), por celebrar el mayor número de primeras comuniones en mayo, y distribuir estas muy minoritarias excepciones en la Eucaristía dominical de la comunidad parroquial a lo largo del año. La otra opción es, en la práctica, convertir todo el curso escolar en una continua celebración social de la “Primera Comunión”. ¿Cuál es la preparación necesaria de un niño para recibir la comunión por primera vez? Esta pregunta tiene trampa, porque se puede contestar desde la teoría, es decir, considerando la Eucaristía como el culmen del proceso de Iniciación Cristiana, o desde la praxis actual. Elegiré la primera opción. El Directorio General de Catequesis, número 49, dice que la etapa de catequesis comienza cuando una persona opta por el Evangelio, y termina cuando esta persona alcanza la madurez cristiana, es decir, asume los fundamentos básicos de la fe cristiana: la Historia de la Salvación, el contenido de la fe, la moral y la espiritualidad. Ahora bien: ¿cuántos niños, de entre los que reciben la Eucaristía por primera vez, han asumido estos fundamentos básicos?; o más bien: ¿para cuántas familias la “Primera Comunión” es una celebración social – cultural con un periodo de “clases” anterior, la catequesis, que hay que aguantar, Confirmación incluida, y que, por tanto, tiene poco que ver con la Iniciación Cristiana? No me atrevo a responder. Después de tres años de preparación junto a su grupo de la parroquia, ¿qué se ofrece en las parroquias para la poscomunión? Cada parroquia hace lo que puede, la verdad. La diócesis ofrece una catequesis para hacer una segunda síntesis de fe, lo que anteriormente se llamaba “Perseverancia”, en base al Catecismo de la Conferencia Episcopal Española «Testigos del Señor». ¿En qué otros actos diocesanos pueden participar los niños tras recibir la comunión? Todos los años hay una serie de campamentos diocesanos organizados en cuatro niveles, con diferentes temáticas, para distintas edades y ritmos, durante el mes de julio: «Belén», «Nazaret», «Galilea» y «Jerusalén». Son la culminación de cada ciclo de esta segunda síntesis de fe que la parroquia puede ofrecer, de cara a la maduración cristiana de los niños. El sentir de los párrocos y catequistas es, en muchas ocasiones, que el porcentaje de niños que perseveran en los grupos de la parroquia, tras recibir la comunión, es pequeño, ¿a qué se debe? Creo que hay muchas razones. Pero, a mi entender, la principal causa es el cambio de época que estamos viviendo: ya no somos una “societas christiana” (en mi opinión, basándome en lo que he podido estudiar de Patrística, nunca lo fuimos realmente, y este título es solo eso, un título), aunque algunos se quieran seguir empeñando en actuar como si todavía estuviéramos en aquella etapa de la historia. Por tanto, cada vez se ve más claro que la Iglesia Española somos una minoría, y creo que tenemos que organizarnos y vivir como tal, con alegría, en medio de una sociedad plural y globalizada. Cuanto antes tengamos esto claro, más libres seremos para anunciar la alegría del Evangelio aquí y ahora. También podemos entrar en una depresión horrible porque “antes el mundo era mejor”, pero considero esto una “distopía viejuna cañí” que no merece la pena en absoluto. ¿Cuáles son los retos a los que se enfrenta la catequesis posterior a la primera comunión? No lo tengo nada claro, porque estoy recién llegado y todavía solo soy capaz de avistar entre brumas estos retos. Pero hay uno que me parece esencial: tenemos que unir esfuerzos para que los niños y niñas que están en este proceso de segunda síntesis de fe puedan experimentar que forman parte de una familia eclesial que camina en comunión.