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"Seminaristas también en verano", por Francisco González

Publicado: 01/07/2013: 1501

El verano para el Seminario no es solo tiempo de vacaciones, sino que nuestros seminaristas intensifican la actividad pastoral, dimensión fundamental en su formación que durante el curso se ve reducida por las exigencias e intensidad de los estudios filosóficos y teológicos.

Llega el final del mes de junio y nuestro Seminario se llena de alegría por la ordenación sacerdotal de tres hermanos con los que hemos compartido unos intensos y largos años de preparación y esfuerzo en los que se ha ido fraguando, en cada uno, un corazón de buen pastor. Nuestra oración a Dios se llena de agradecimiento y de esperanza para que el fuego del amor a Cristo y el deseo de servir a las comunidades a las que van a ser enviados, nunca se apague en ellos y, como quería el Beato Manuel González, den mucha gloria a Dios y hagan felices a los pueblos. 

El verano para el Seminario no es solo tiempo de vacaciones, sino que nuestros seminaristas intensifican la actividad pastoral, dimensión fundamental en su formación que durante el curso se ve reducida por las exigencias e intensidad de los estudios filosóficos y teológicos. 

Cada seminarista tiene su plan personalizado de acuerdo a las conveniencias formativas. Un grupo comenzarán el mes realizando su tarea de monitores de la Convivencia del Seminario Menor. El contacto con los niños les facilita desarrollar sus capacidades catequéticas, tarea fundamental en un presbítero. Otros lo harán en los campamentos que los Arciprestazgos de la Axarquía y de Ronda y Serranía están preparando para los niños y adolescentes de sus pueblos. Otro grupo se incorpora a parroquias de la ciudad, de pueblos y de Melilla. Conocer las preocupaciones de las comunidades cristianas, el funcionamiento interno parroquial, las celebraciones litúrgicas, la cercanía a los más pobres y el día a día de la vida del sacerdote es algo esencial para su crecimiento como futuros pastores. 

No olvidamos el mundo de los enfermos y de la pobreza: conocimiento de la misión de los capellanes en los hospitales, participación en el Curso de Verano organizado por el Departamento de Pastoral de la Salud de la CEE, en Los Molinos (Madrid), visitas a los enfermos atendidos por las comunidades parroquiales. Además un seminarista va a viajar a Liverpool para compartir, durante un mes, vida y misión con una comunidad de Misioneras de la Caridad trabajando en ambientes de marginación. A la vez podrá perfeccionar el inglés, idioma tan necesario en una Diócesis cosmopolita como la nuestra. Algunos aprovecharán también los días veraniegos para trabajar y conseguir medios económicos para los libros y gastos personales durante el curso. 

Finalmente todos participaremos en el Encuentro de Jóvenes en El Rocío, conviviendo con los miles de jóvenes de las distintas Diócesis andaluzas que allí se reunirán coincidiendo con la Jornada Mundial de la Juventud. Para muchos jóvenes el conocimiento y la cercanía con los seminaristas puede ser ocasión de que se pregunten ¿qué quiere Dios de mí? Unos días con la familia y amigos completarán el periplo del verano y nos dará nuevas fuerzas para afrontar el nuevo curso. 

Termino dando las gracias el afecto que sentimos de parte de toda la Diócesis y seguimos contando con vuestras oraciones y ayuda.

Autor: Francisco González, rector del Seminario

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