NoticiaFormación Mariela Martínez: «En una sociedad patriarcal, aparecen mujeres que lideran al pueblo» Mariela Martínez Higueras, OP, profesora de los Centros Teológicos Diocesanos de Málaga // S. FENOSA Publicado: 26/02/2018: 9181 Los días 1, 8 y 15 de marzo, a las 20.00 horas, tienen lugar, en el Centro Arrupe (Plaza de San Ignacio, 2), las conferencias de las profesoras Mariela Martínez, Mariola López y Carmen Román, en el ciclo de formación "Mujeres en la Historia de la Salvación". El 1 de marzo tuvo lugar la conferencia de Mariela Martínez Higueras, OP, profesora de los Centros Teológicos Diocesanos de Málaga, bajo título "Mujeres: líderes del pueblo". "Mujeres: líderes del pueblo", ¿de qué trata su conferencia? En medio de una sociedad patriarcal, aparecen figuras de mujeres que lideran al pueblo en situaciones límites como Débora, juez y profetisa, capaz de ir a la batalla con Barac, que no se atreve a ir él solo contra los cananeos (Jc 4,10); o Judit, que sabe dar una respuesta inteligente y creyente ante el asedio que sufre su pueblo, y en contra de la opinión de los jefes del pueblo (Jdt 8, 1-36) ¿Qué papel tienen las mujeres en la Historia de la Salvación, desde su punto de vista? Las mujeres que aparecen en todas las etapas de la historia de la salvación son muchas. Ellas surgen como contrapunto cultural de esta sociedad patriarcal. Así Ana, la madre de Samuel tiene iniciativa propia y no sigue las directrices de su marido (1 Sm 1), o la profetisa Julda, a quien todo un rey, como Josías va a consultarle qué hacer al descubrir en el templo el libro de la Ley (2 Re 22,11-20). Es cierto que aparecen en menor número que los varones dada mentalidad, pero analizar sus figuras nos hace caer en la cuenta que son determinantes en la Historia de la salvación. Se dice, sin embargo, que la Iglesia es machista, se percibe eso entre el pueblo. ¿Con la fuerza que tienen las mujeres en la Sagrada Escritura, cómo es posible que se perciba esto? La mujer tiene un papel protagonista en la Iglesia. No hay más que mirar quienes están en la catequesis de sacramentos, en caritas, en el cuidado de los templos, en la evangelización a distintos niveles. La cuestión es que la mujer apenas está presente en los ámbitos de decisión eclesial porque en la mayoría de las ocasiones han estado y están vinculadas al sacramento del Orden. No obstante, el papa Francisco ha constituido una comisión para el estudio del diaconado, y se ha pronunciado en numerosas ocasiones sobre el papel de la mujer en la Iglesia: “Es deseable, por tanto, una presencia femenina de más generalizada e incisiva en la Comunidad, para que podamos ver a muchas mujeres involucradas en las responsabilidades pastorales, en el acompañamiento de las personas, familias y grupos, así como en la reflexión teológica” (Asamblea Plenaria del Pontificio Consejo de la Cultura de este año bajo el título de “Las culturas femeninas entre igualdad y diferencia”, celebrado del 4 al 7 de febrero de 2015). Una mujer de la Sagrada Escritura que usted nos destacaría... Ya he destacado algunas. Me he centrado en el Antiguo Testamento porque es de lo que voy a hablar. Podríamos subrayar también el papel de las matriarcas: Sara, Rebeca, Raquel. Ellas son portadoras de vida y van abriendo el camino a la Historia de la salvación y hasta en ocasiones prefigurándola. Recordemos el papel de Rebeca al confabularse con su hijo Jacob para arrancarle la bendición a su padre Isaac (Gn 27,1-29). O a Miriam la hermana de Moisés, que clama con indignación: “Acaso Dios le ha hablado sólo a Moisés?¿No nos ha hablado también a nosotros?”(Nm 12,2). Y de la Virgen María, ¿qué nos destaca? María, es la mujer creyente por excelencia, la discípula pon antonomasia, es la gran acogedora de la Palabra, tanto en la dimensión oral, la de los dichos, como en la dimensión histórica, la de los hechos. Ella, como nadie, supo: escuchar la Palabra, acogerla y vivirla. Jesús la coloca en primer lugar, cuando parece desairarla con aquella expresión: “Estos son mi madre y mis hermanos. El que haga la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ese es mi hermano y mi hermana y mi madre” (Mt 12, 49b-50). ¿Qué podemos aportar las mujeres a la Teología y al estudio bíblico? Hacen falta teólogas que estudien y reflexionen la Palabra con actitud contemplativa, con audacia y creatividad desde su identidad femenina. La Historia de la Salvación, la Buena Noticia de Jesús, no es un “plan de recortes de la felicidad del ser humano” (esto no se dice, esto no se hace, esto no se toca), es un proyecto humanizador, un proyecto dador de sentido. En esta tarea tiene mucho que aportar la reflexión teológica de la mujer es alumbradora de vida nueva, y con ello portadoras de esperanza.