Noticia A Dios le gusta hacerse presente en lo sencillo Publicado: 01/09/2014: 3799 El verano ofrece una oportunidad única para la contemplación. Algo propio de la vida del creyente. Ver la vida con los ojos de Dios es bueno. Necesario. Y urge. Hacer una lectura creyente de la realidad es importante. De hecho, manifiesta un estilo concreto y correcto de conducirse por la existencia. Compartir experiencias dentro del orden y el alboroto de la vida; descubrir pequeños milagros de la existencia o bucear en el misterio de Dios escondido es recomendable. Y muy sano para la espiritualidad. La sonrisa, la mirada y la conversación; los colores, el amor y el silencio; el perdón, la armonía y la verdad son algunos botones de muestra de la infinidad de momentos, circunstancias y actitudes en los que podemos descubrir a Dios. Decía Madre Teresa de Calcuta que cada vez que Dios nos ve con tanta ternura y con tanto amor es posible reconocerle con facilidad en lo pequeño, en lo de andar por casa. Precisamente por eso, conviene recordar que la vida sorprende en lo sencillo. En la brisa. En lo apenas perceptible. Nos sorprende porque con frecuencia nuestra atención solemos ponerla en lo grande, en lo impactante, en lo llamativo. Y a Dios le gusta hacer las cosas de otra manera. Es cuestión de estilo y sabiduría. Eso lo conocía la Santísima Virgen.