María tiene 29 años y su marido, Nelson, 36. Naturales de la parroquia de San Patricio, viven en Portugal por motivos de trabajo. Él es electricista y ella administrativo en paro.

«¿Por qué el Señor no nos ha dado hijos? ¿Será que nos está llamando a otra cosa? ¿Por qué nos tuvimos que quedar en paro en Málaga para tener que venir a vivir a Portugal? Ahora lo tenemos claro: Él nos estaba preparando para ir a Angola, cuyo idioma oficial es el portugués. Es un regalo de Dios, porque mi marido es un enamorado de África –afirma María–. Nuestra misión allí: ayudar en la construcción del seminario y de la universidad católica. La situación de aquel país es de una extrema pobreza, con grandes brechas sociales. La capital, Luanda, es la ciudad más cara del mundo, donde los ricos son muy ricos y los pobres muy pobres. Aunque la mayoría de la población es cristiana, la poligamia está bastante extendida. Allí seguiremos nuestra vida de fe en una comunidad y colaboraremos en la evangelización».