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Acción de gracias por la Jornada Mundial de la Juventud en Lisboa 2023 (Parroquia de la Amargura-Málaga)

Publicado: 23/09/2023: 5686

Homilía de D. Jesús Catalá en la Eucaristía de Acción de gracias por la Jornada Mundial de la Juventud en Lisboa 2023 celebrada en la parroquia de la Amargura de Málaga.

ACCIÓN DE GRACIAS POR LA JORNADA MUNDIAL DE LA JUVENTUD EN LISBOA - 2023

(Parroquia de la Amargura-Málaga, 23 septiembre 2023)

Lecturas: Is 55, 6-9; Sal 144, 2-3.8-9.17-18; Flp 1, 20-24.27; Mt 20, 1-16.

(Domingo Ordinario XXV-A)

1.- Dando gracias por la Jornada Mundial de la Juventud

En el pasado mes de agosto hemos celebrado la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) en Lisboa, que ha sido un acontecimiento de gran importancia eclesial y de resonancia mundial, con una gran participación de nuestra Diócesis.

Los medios de comunicación no se han hecho eco de esta noticia de primer orden; porque, en general, ignoran las noticias referentes a la Iglesia. Tampoco se han hecho apenas eco del “Encuentro del Mediterráneo” de obispos y laicos en Marsella sobre el tema de las migraciones, al que ha acudido el papa Francisco. Lo importante no es salir en las noticias, sino hacer lo que el Señor nos pide.

El lema general de la Jornada ha sido «María “se levantó y partió sin demora” (Lc 1, 39)», tomado del anuncio del ángel a María para ser Madre de Jesús. La prontitud de la Virgen es ejemplo que anima a los jóvenes a levantarse con presteza para anunciar el Evangelio y para servir a las personas más necesitadas. Recordad que las catequesis de esta JMJ se llamaban “Rise up”.

El papa Francisco recordó a los jóvenes que el Señor los llama de manera personal desde el comienzo de su vida por sus nombres. Nadie es cristiano por casualidad, todos fuimos llamados por nuestro nombre, porque somos amados y valiosos a los ojos de Dios: «Cada uno de nosotros es único y es original, y la belleza de todo esto no la podemos vislumbrar» (cf. Francisco, Discurso en el Parque Eduardo VII-Lisboa, 3.08.2023). Y por ello debemos ser ecos vibrantes de la llamada amorosa de Dios y no tener miedo porque Dios nos ama.

En el “Via-Crucis”, que se desarrolló en un gran escenario, animó a los jóvenes a caminar con Jesús, que se hizo hombre y «caminó curando a los enfermos, atendiendo a los pobres, haciendo justicia, caminó predicando, enseñándonos» (cf. Francisco, Discurso en el Via-Crucis. Parque Eduardo VII-Lisboa, 4.08.2023).

El Papa exhortó a sentir la presencia de María, la Madre de Jesús, que siempre dirá «hagan lo que Jesús les diga» (Francisco, Discurso en el rezo del Santo Rosario con los jóvenes enfermos (Santuario de Nuestra Señora de Fátima, 5.08.2023).

En la Misa final de la Jornada el papa Francisco, siguiendo el evangelio de la Transfiguración, animó a los jóvenes a resplandecer, a escuchar y a no tener miedo (cf. Francisco, Homilía en la Santa Misa para la Jornada Mundial de la Juventud. Parque Tejo-Lisboa, 6.08.2023). Jesús queda transfigurado, iluminando a los discípulos; se escucha la voz del Padre y les fortalece para afrontar la pasión y muerte del Señor.

Lo que el Papa ha dicho a los jóvenes, está dicho también para todo cristiano. Queridos jóvenes, este acontecimiento de gracia, que ha sido la JMJ en Lisboa, hemos de profundizarlo, saborearlo y sacar buen fruto para la Iglesia y para nuestra Diócesis.

¡No dejéis en el olvido la experiencia que habéis tenido! ¡Compartidla con otros, en vuestros grupos, parroquias, asociaciones, movimientos!

2.- Distancia y cercanía con Dios

El profeta Isaías nos ha hablado de la infinita distancia que hay entre Dios y nosotros: «Cuanto dista el cielo de la tierra, así distan mis caminos de los vuestros» (Is 55, 9); «mis planes no son vuestros planes, vuestros caminos no son mis caminos» (Is 55, 8).

Hay una gran distancia entre lo que Dios es y lo que somos nosotros; entre lo que Dios quiere y lo que a nos nosotros nos gusta.

Para acortar dicha distancia, el profeta propone varias cosas. La distancia entre Dios y el nombre se acorta cuando se busca a Dios y se le invoca; es decir, cuando hacemos un acto de fe e invocamos al Señor en la oración: «Cerca está el Señor de los que lo invocan, de los que lo invocan sinceramente» (Sal 144, 18). Invocarlo sinceramente no es pedir a Dios que resuelva nuestros problemas; no se trata de un dios “tapa-agujeros”.

Otra forma de acortar la distancia entre Dios y el ser humano es cuando nos volvemos a Él; cuando, dejando nuestras maldades, nos convertimos a Él: «Que el malvado abandone su camino, y el malhechor sus planes; que se convierta al Señor, y él tendrá piedad, a nuestro Dios, que es rico en perdón» (Is 55, 7).

Acercarse a Dios disfrutar de su amor: «El Señor es clemente y misericordioso, lento a la cólera y rico en piedad» (Sal 144, 8);

3.- Para mí, la vida es Cristo

San Pablo, en su carta a los Filipenses, nos hace una confesión: «Para mí la vida es Cristo, y el morir una ganancia» (Flp 1, 21).

Queridos jóvenes, os pregunto: ¿Para vosotros, es Cristo vuestra vida? Respondedle a Él, no a mí.

El apóstol está dispuesto a seguir sufriendo fatigas y trabajos por el evangelio: «Si el vivir esta vida mortal me supone trabajo fructífero, no sé qué escoger» (Flp 1, 22); «por un lado, deseo partir para estar con Cristo, que es con mucho lo mejor» (Flp 1, 23); «pero, por otro, quedarme en esta vida veo que es más necesario para vosotros» (Flp 1, 24).

¿Dónde tenemos puesto nuestro corazón? ¿Podemos decir que Cristo es nuestra vida? ¿O, acaso, tengo el corazón puesto en otras cosas?

4.- Los trabajadores de la viña

Jesús nos ofrece en el evangelio la parábola de los trabajadores de la viña: «El Reino de los Cielos se parece a un propietario que al amanecer salió a contratar obreros para su viña» (Mt 20, 1). Durante todas las horas del día el patrón va contratando a los trabajadores (cf. Mt 20, 3-7) y se ajusta con un denario por jornada (cf. Mt 20, 2.8.13).

Esta parábola ha encontrado dificultades para ser entendida, porque según la lógica humana el dueño de la viña no es justo con los trabajadores, ya que no les paga según las horas trabajadas.

Para entender bien la parábola nos hemos de poner desde la perspectiva de Dios, que no es la nuestra. El denario que el patrón paga a todos los trabajadores no es una moneda material, sino el Reino de los Cielos, que Jesús ha traído a la tierra; la paga es la vida eterna, que, por otra parte, nadie la ha ganado, sino que es regalada. Todos los trabajadores reciben el mismo regalo, que no es fruto de su trabajo; si fuera el fruto de su trabajo, los trabajadores de última hora no recibirían un denario, porque no han trabajado una jornada completa.

Dios llama a todos y llama en todas las horas. Hay que estar atentos a su llamada, para dar respuesta coherente. ¡Queridos jóvenes, no os hagáis los sordos! Parece ser que algunos se tapan los oídos; y ellos son los que pierden.

Hemos dicho que la distancia con Dios se acorta cuando lo buscamos, porque Él sale a nuestro encuentro. Estar atento a su voz y escuchar su llamada nos ayuda a vivir y a dar sentido a nuestras vidas. Como en nuestra sociedad hay muchas voces, estímulos, atracciones, tentaciones, hemos de afinar nuestro oído para escuchar la voz del Señor.

Damos gracias a Dios por la JMJ Lisboa 2023 y por la experiencia vivida; y le pedimos que tenga sus buenos frutos. ¡Compartid vuestra experiencia con otros! ¡Enriqueced a otros con lo que habéis sido vosotros enriquecidos! Ahora debemos poner por obra lo vivido, lo escuchado, lo celebrado y lo experimentado.

¡Que la Santísima Virgen María, bajo las advocaciones de la Victoria y de la Amargura, nos acompañe en el camino sinodal de la Iglesia actual! Amén.

 

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