NoticiaBlanco sobre Negro Antonio Jesús Carrasco: «El tiempo es la oportunidad de ser tú mismo» Antonio Jesús Carrasco Bootello Publicado: 08/10/2019: 27748 Entrevista al sacerdote diocesano Antonio Jesús Carrasco Bootello, nacido en 1973 en Álora y ordenado en el 2000. ¿Qué es lo más inteligente que se puede hacer en esta vida? Para mí, sinceramente, lo más inteligente es saber vivirla con actitud de agradecimiento continuo por todo lo puede acontecer, porque tanto en el momento de la alegría y del gozo, de la dificultad o del dolor puedes descubrir la capacidad de reconocer que eres un mero instrumento para que Dios sea conocido a través de ti con la ilusión y la fortaleza que humanamente se necesitan conforme la vives. ¿A vivir se aprende? ¿Y a ser sacerdote? La vida es un continuo aprendizaje y el sacerdote un aprendiz de la vida. ¿Podrías ser feliz sin ser sacerdote? Identifico mi opción de vida con la felicidad. ¿Crees que sabes vivir? Intento vivir con la esperanza de conseguir lo que de momento no vivo. ¿Es la eutanasia una salida inteligente a la vida? ¿La eutanasia una salida? Es más bien adelantar un final. ¡Yo quiero vivir la vida! ¿Has sufrido alguna crisis vital? ¿En qué o en quién te apoyaste cuando la sufriste? Es necesario que cualquier persona pase una crisis vital para crecer, para despegar y para conocer de cerca el sufrimiento del otro. ¡Mal asunto el que no la pase! ¡Qué alegría te da cuando después de una carretera secundaria llegas a una autovía! Me apoyé siempre en la oración por aquellos que vivían lo mismo que yo pero que no tenían fe para que supieran afrontar, al menos, lo difícil con serenidad. Y por supuesto me apoyé en el acompañamiento espiritual. ¿Cuál crees que es tu gran aportación a la Diócesis de Málaga? El ser sacerdote, sin duda. ¿Cuál es el mayor desafío al que se enfrenta nuestra Iglesia local hoy? Creer en un Dios alegre. ¿Ya sabes lo que es la vida? Lo sabré cuando descanse en los brazos de Dios y la repase. ¿El peor pecado del clero? ¡Las quejas continuas! Dios no nos llama a ser sacerdotes en continuo reclamo. Nos llama a ser sacerdotes habilidosos para dar soluciones. ¿Qué cosas te importan de verdad y qué cosas no te importan nada? Me importa mucho el no llegar siempre al otro. Creo que todo tiene su importancia; por muy insignificante que te parezcan las cosas todo puede ser revisado y tú puedes colaborar a que sea un poquito mejor. ¿Quién es Jesucristo para ti? Aquel que, con mucho amor y como buen alfarero, me modela cada día. ¿Quién dice la gente que eres tú? Intento que la gente no diga lo que yo soy; más bien que digan lo que significa haber conocido a Dios a través de mí. ¿Han intentado corromperte? Alguna vez que otra. Doy gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia ¿Te gusta cómo vives? A veces vivo estresado; me gustaría estar en varios sitios a la vez. ¿Los años dan sabiduría? La sabiduría es la moraleja del libro de los años. ¿Adivinas o intuyes cuando alguien te va a engañar? Suelo mirar a las pupilas. Es una buena pista para que se delaten. ¿Te gusta complicarte la vida? Sí. Y bastante. Lo que no me viene me lo busco y si no (silencio) me lo invento. ¿Cómo te gustaría morir? Por unos segundos se me viene al pensamiento el regalo que Dios me hizo al acompañar al cardenal D. Fernando Sebastián los últimos tres meses de su vida hasta que expiró cogido de mis manos mientras le rezaba al oído el santo rosario concluyendo con el rezo del credo. Lo considero una buena forma de entregar el alma al Señor: de la mano de un sacerdote, invocando a la Santísima Virgen y expirando escuchando la profesión de fe. Aunque no se den estas circunstancias soy del pensamiento de que si mueres solo no mueres en soledad. Dios siempre está y estará. ¿Qué le dirías a quien se esté planteando si Dios lo llama para ser cura? Que sea fiel a la llamada y leal en responder. Fiel a su vocación y leal en sus consecuencias. ¿Podemos decir que hemos venido y estamos aquí para ser felices? Si no, no tendría sentido. No me quiero quedar en el “valle de lágrimas”. Has venido y estás llamado a ser feliz haciendo felices. Todos somos responsables de la felicidad del otro. ¿A qué temes más a los dolores del cuerpo o a los dolores del alma? Ciertamente a los del alma. La tristeza puede ser una enfermedad crónica sin tratamiento. ¿Qué te preguntas? ¿Será hoy mi último día? ¿Hay alternativa al sistema de vida en el que estamos inmersos? Vivimos demasiados esclavos de lo que somos y tenemos. Se puede vivir mejor ambicionando menos y no omitiendo tanto. ¿Te has llevado muchas desilusiones en la vida? Alguna que otra. Quizás en algún momento yo haya contribuido a que los demás se desilusionen y eso me ha entristecido también. Somos humanos. ¿Cómo estás envejeciendo? Desde que cumplí los cuarenta tengo la sensación de que esto pasa rápido. Confío mucho más en el Señor y soy más consciente de que el minutero del reloj va dando la vuelta y me queda un segundo menos para llegar hasta Él. ¿Los ídolos son de barro? Cualquier esclavitud que tengas es un ídolo presente en tu vida. ¿El dios de esta sociedad es el dinero, el oro del becerro? Puede ser que sea el egocentrismo. ¿Sabes estar solo? Necesito estar solo en algún momento para saber estar con los demás el resto del tiempo. ¿Tiene sentido seguir gritando verdades? La verdad os hará libres. Coincido con Él que lo dijo. ¿Estamos perdiendo libertad? En el momento que te aferras al mundo y te cierras a tu corazón, sí. ¿Te han llevado muchas veces a ver la luna? Sólo una y la recuerdo con mucho sentimiento. A los dos días de ser ordenado sacerdote mi amigo antequerano David Melero, compañero del Seminario, me llevó a verla a las afueras de Antequera y allí me pidió el sacramento de la confesión. Fue la primera vez que impartí la absolución y bajo la luna. Para mí es inolvidable. ¿Cómo te ves con el paso del tiempo? ¿Has mejorado como los buenos vinos? Con el tiempo cada cual es buen catador del propio vino que existe en su bodega interior. Hay días que eres dulce y contentas a todos, otros empalagas y no hay quien te aguante de lo pesado que eres, otros días eres demasiado seco, otras veces eres como el espumoso que te sales de emociones o como el vino generoso que hace que te eleves de tono, pero pido que a nadie le toque saborear mi vino amargo (ríe) ¿El sufrimiento nos hace mejores o nos hace mejores el placer y la felicidad? Sin ser masoquista, pienso que se puede ser feliz en el sufrimiento. La palabra ofrecimiento es clave para intentar ser santo en la adversidad. El placer es efímero, te puede llegar o no. Pero sabes perfectamente que el sufrimiento es un sentimiento que siempre te llegará. Habrá que estar preparado para afrontarlo. Toda rama hay que podarla para que dé buen fruto. ¿Qué es lo más complicado que vives como sacerdote? El saber parar. Si no lo hago, siempre pienso y estoy maquinando algo; es un defecto. ¿Dónde encuentras la felicidad? Contemplando el mar en un atardecer. Veo en él la grandeza de Dios que con su agua cala nuestras arenas. ¿Estamos asistiendo al final de una época? Si el respeto persiste no se acaban las épocas. Me quedo con la esencia positiva de cada una y eso es inmortal. ¿Cómo auguras el futuro inmediato de la diócesis de Málaga? ¡Qué no cunda el pánico! De todo se sale. El viento sopla a veces contracorriente. El Señor hará que germine la simiente cuando nos vea con empeño trabajando en este árido campo. ¿Rezas para tener éxito? El éxito es del Señor. Todo para que sea reconocido y alabado. Todo es suyo. Me basta su amor y su gracia. ¿Te preocupa cómo vive la gente? ¿Por qué? Me preocupa la gente cuando anda extraviada como ovejas que no tienen pastor. ¿Qué es lo más grave que está pasando en el mundo? La indiferencia que puede llevar a verdaderas guerras con el otro, incluso con uno mismo. ¿Qué es para ti el tiempo? La oportunidad de ser tú mismo. ¿De qué te arrepientes o tiene remordimientos? De no haber escrito el libro de mi vida. ¿Cuál es tu viaje favorito? A mi infancia. ¿Un olor que recuerdes? El olor del crisma que desprendían mis manos cuando fui ordenado sacerdote. ¿Un perfume que te cautive? El del nardo. Su fragancia es un olor muy mariano. ¿Tu flor favorita? La rosa blanca. Me lleva a pensar en el color y la hermosura del alma. ¿La palabra más hermosa del diccionario? Amar y servir.