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Lectio Divina con el Evangelio del domingo

Publicado: 31/03/2014: 16347

Antonio Collado, vicario de la Promoción de la fe y párroco de San Juan Bautista de Málaga, nos acompaña en el ejercicio de la Lectio Divina con el Evangelio del próximo domingo, cuarto de Cuaresma. "Un pasaje largo, denso, lleno de símbolos y muy sugerente. Posiblemente necesite más tiempo de lo normal para entrar en el mensaje. No me precipito, no tengo prisas", propone el vicario para la lectura de este texto.

Creo, Señor


✔ HAGO SILENCIO. Me preparo para este nuevo encuentro con el Señor avivando el deseo de intimidad con el Misterio de Dios que late en mí. Lo que distorsiona este anhelo es el ruido, la dispersión, la falta de atención y el estar volcado en lo exterior. Por ello, me recojo, hago silencio, me concentro en la respiración, así me pacifico y una vez sereno, acudo a la Palabra.

✔ LECTURA (LECTIO). Leo con atención el pasaje del Evangelio de este domingo. Un pasaje largo, denso, lleno de símbolos y muy sugerente. Posiblemente necesite más tiempo de lo normal para entrar en el mensaje. No me precipito, no tengo prisas. Leo varias veces el texto y sin duda alcanzo un nivel de compresión y vivencia del relato mucho más rico y personal.

✔ MEDITACIÓN (MEDITATIO). Comienzo la tarea de personalizar el mensaje de este pasaje en el que un ciego de nacimiento recupera la vista y Jesús se presenta como “luz del mundo”. Es el sexto signo que S. Juan recoge en el “Libro de los signos” de su Evangelio para presentarnos a Jesucristo, el Señor. Al encontrarse con aquel mendigo invidente, los discípulos se preguntan el “porqué” de aquella situación, condicionados por la doctrina de la retribución (enfermedad como castigo del pecado). Jesús se sitúa desde el “para qué” de la situación. El mal más que ser explicado debe ser combatido. Será la ocasión para manifestar la obra de Dios y manifestarse Él como su enviado. El “barro” recuerda al relato de la creación (Gn 2,7). El hecho de “ungirlo” y la orden de “lavarse en la piscina” hacen pensar en los ritos del bautismo, fuente de vida nueva. Su primer nacimiento lo arrojó a las tinieblas, y ahora vuelve a ser engendrado para la luz. Pero no me quedo en el “milagrito”. Esto es un “signo” de Jesús que pretende revelarnos su identidad más profunda, por ello me pregunto: ¿Dé que manera va descubriendo el ciego esa identidad de Jesús? Me fijo en las cosas que dice y descubro cómo va “viendo” cada vez más claro quién es el que le ha curado. Abrir los ojos del cuerpo significa abrir los ojos de la fe. La curación de la ceguera viene a simbolizar todo el proceso que recorre el que cree en Jesús y recibe el bautismo. Este sacramento se llamó “iluminación”. ¿Qué diferencias encuentro entre este proceso creyente y la actitud que mantiene los fariseos? El ciego alcanza la luz y los fariseos se ofuscan cada vez más: es sólo “un pecador”; todo ha podido ser un fraude; llaman a los padres; intervienen los jueces. El ex ciego se comporta como un “testigo de la fe” como un “discípulo” v. 28; los fariseos inseguros y faltos de argumentos deciden “echarlo fuera”. Pero me pregunto: ¿De qué juicio se trata según las palabras de Jesús en los vv.39-41? El verdadero juicio no es el de los fariseos, sino ése que Jesús establece al revelarse como luz. Una luz que alumbra a los ciegos y ciega a los que creen ver. Negándose a creer, permanecen en su pecado (vv. 40-41).

✔ ORACIÓN (ORATIO). Soy una persona “iluminada” desde mi bautismo, desde esta experiencia oro al Padre. ¿Cómo estoy viviendo mi propio proceso de fe? ¿Lo siento avanzar o retroceder? ¿En qué momentos de oscuridad has experimentado a Jesús como luz?

✔ CONTEMPLACIÓN (CONTEMPLATIO). Es el momento cumbre del encuentro, me detengo en la expresión, en las palabras, en los personajes, en la escena en su conjunto. Desde lo que el Espíritu Santo me va sugiriendo dejo que Él tome las riendas y dócilmente me conduce hasta el Misterio del Padre que me ama, y al que ahora adoro, venero, alabo y contemplo en silencio.

✔ COMPROMISO (ACTIO). ¿Qué significa para mí ser testigo de la luz de Jesús en los ambientes donde me muevo? ¿Qué cegueras percibo en mí y en la sociedad? ¿Qué esperanza me hace concebir la lectura de este pasaje?

Autor: Antonio Collado, vicario de la promoción de la fe

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