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El Espíritu Santo nos guía también hoy

Publicado: 08/06/2011: 1234

Llama la atención el protagonismo del Espíritu Santo en las primeras comunidades cristianas. Desde los primeros versículos del libro de Los Hechos, donde el Resucitado promete el Espíritu a los discípulos, hasta los últimos, en los que Pablo echa en cara a los judíos su dureza. Cada paso de la evangelización y cada acontecimiento importante se presentan como suscitados, dirigidos y realizados por el Espíritu.

En el capítulo segundo, se narra la primera experiencia colectiva de la presencia del Espíritu Santo sobre la comunidad reunida. Mientras oraban, se sintieron llenos del Aliento de Dios y se echaron a la calle, conscientes de que ya se habían cumplido las promesas: la efusión del Espíritu sobre todos los creyentes. Tras los primeros pasos gratificantes y la descripción un tanto idílica de la comunidad de Jerusalén, vemos que llega la persecución. Se narra en el capítulo cuarto. La comunidad, asustada, se refugia en la oración y experimenta de nuevo la irrupción del Espíritu, con la fuerza que da la fe cuando se sabe apoyada por el Aliento de Dios. En el capítulo diez, ante las vacilaciones de Pedro sobre si hay que abrir la Iglesia a los paganos, se produce una nueva efusión del Espíritu Santo, también sobre los paganos, y así les marca el camino a seguir. Además, el Espíritu reparte los ministerios y carismas, como se narra en el capítulo trece. Mientras la comunidad de Antioquía oraba, el Espíritu Santo pidió que le separaran a Bernabé y Saulo, porque los necesitaba para ayudar en otras partes.

Podríamos seguir analizando cómo guía a los misioneros y cómo abre el corazón de sus oyentes. Es algo que sucede también hoy. Pero pienso que nos falta entrenamiento para discernir su voz en los acontecimientos cotidianos; y para descubrir las inspiraciones de la gracia.       

Artículo "Desde las azoteas" de Juan Antonio Paredes publicado en "Diócesis"

Autor: diocesismalaga.es

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