NoticiaEn los Medios La excursión de la vida, por Rafael J. Pérez Publicado: 11/10/2024: 894 El Alféizar Estar contento no es un imposible. Reír tampoco. Sonreír menos; ni esbozar una sonrisa. La alegría, tan propia del ser humano, no es quimera, ni utopía. Basta cultivarla desde el agradecimiento, la contemplación, la observación. Desde el cultivo de lo pequeño, de aquello que ayuda a vivir, desde lo que a propios y extraños hace más felices. Haciendo feliz es como se cultiva la felicidad. Siendo coherentes, con la propia conciencia, es como se consolida la serena alegría. Al vivir en un mundo con muchos problemas, nadie dijo que la vida fuera fácil, existe el riesgo de tirar por la calle de en medio en la excursión de la vida. Olvidaríamos que hay senderos por los que podemos transitar en paz y sereno gozo; con la sonrisa y la gratitud como compañeras de viaje. No es un imposible, pero sí algo que tenemos que valorar muy en serio por el bien de todos. Si vivimos amargados, alimentando la crítica o enredados en nuestras miserias, olvidando mirar alto transcendiendo las formas establecidas, más pronto que tarde caeremos en el sumidero de la amargura. Hace días almorcé con un veterano vaticanista al que le pregunté sobre el secreto de su eterna juventud y me respondió: «Nunca aspiré a nada». Su respuesta me gustó. Pero añadiría algo que no verbalizó: disfrutaba con lo que hacía. Si a eso le sumamos algo de lo que estoy convencido y es que sí tenemos que aspirar a la plenitud, tenemos por delante todo un plan de vida para vivir más y mejor: se trataría de, viviendo alejados de profetas de calamidades, no tener expectativas, es decir, asumir la vida como viene, pero eso sí, transformándola desde la gratitud. Y siempre teniendo en el horizonte vital la vida plena, lo que en modo cristiano viene a llamarse santidad. Artículo publicado en la sección OPINIÓN del DIARIO SUR